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No perder el tren de la innovación
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Sección: IT Business / Pág. 3
Publicación: Martes 26 de mayo de 2009 |
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Autor: Ing. Esteban di Tada
Decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Palermo |
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A 12 meses del Bicentenario, el autor advierte ante la posición relegada del país en materia tecnológica.
Falta un año para llegar a los 200 años de vida de nuestro país y cabe reflexionar qué hemos hecho en estos 200 años. Y más importante, en base a la experiencia adquirida, ¿qué deberíamos hacer en el futuro cercano para mejorar la vida de sus habitantes? Más que preocuparnos por el pasado y relatar eventos históricos debemos enfocarnos en lo que haremos en los próximos años, porque esa será la Argentina de nuestros hijos y de nuestros nietos. Mucho se ha hecho, aunque no todo lo bien que hubiéramos querido en algunos casos, pero también queda mucho por hacer.
Cuatro etapas fundamentales
Una de las características del desarrollo de la humanidad en estos dos siglos ha sido el extraordinario progreso de la ciencia y de la tecnología y los nuevos descubrimientos que esta impulsó. El proceso de creación de bienes y servicios tiene, en mi opinión, cuatro etapas fundamentales:
• La ciencia básica que busca la creación de conocimiento por si mismo
• La ciencia aplicada que crea conocimiento en un área específica.
• La tecnología, que crea la forma de transformar el conocimiento en una realidad concreta.
La ingeniería que a partir de la tecnología creada hace que la producción de los bienes y/o servicios sean económicamente factibles y puedan ser empleados por la mayor cantidad de gente.
La Argentina ha ido relegando su posición de liderazgo en el área científica y tecnológica en el mundo y dentro de los países del cono sur. Y se corre el riesgo de que esta tendencia continúe en el futuro. Ello se debe a la inexistencia de políticas de estado científicas y tecnológicas aptas que se apliquen con la continuidad necesaria para poder evaluar los resultados y asignar los recursos. La disminución de esta brecha no es una tarea fácil y será tanto más difícil a medida que transcurra más tiempo.
Otro aspecto importante es que la mayoría de estas nuevas tecnologías son transversales, es decir, se aplican a un sin número de áreas diferentes actuando como catalizadores del desarrollo de otras disciplinas. Tal es el caso de la medicina en la que el uso combinado de la informática, la nanotecnología y la genética, por solo mencionar las áreas más importantes, es y será la causa de un desarrollo que nos asombra día a día. Hace menos de un siglo, los únicos protagonistas de la medicina eran los médicos que empleaban casi con exclusividad sus sentidos para realizar un diagnóstico. Hoy, no podemos imaginar su tarea sin la ayuda de las herramientas tecnológicas como por ejemplo la tomografía computada y la resonancia magnética.
Es aquí también donde se da un primer ejemplo para el tema que nos concierne. Si se compara la cantidad de profesionales dedicados a actividades en Ciencia y Tecnología (C&T) en Brasil, Canadá, Inglaterra y Argentina, independientemente de la cantidad de habitantes de cada país se descubre que la velocidad de incorporación es muy diferente por país.
En el período 2000 a 2004, la incorporación de profesionales (C&T) en Brasil fue de 9.681 por año. En la Argentina fue de 1.182. Ello significa que Brasil tuvo un crecimiento 8,2 veces más importante que nuestro país. Si consideramos la serie entre 2002 y 2004, la situación mejora: contra 16.252 profesionales anuales que se incorporaban en Brasil, el sistema de C&T de la Argentina experimentaba un crecimiento de 2.520. Aun así, en un lapso corto, Brasil llegaría un total de 320.115 profesionales en C&T en tanto que Argentina solo alcanzaría 69.519.
Sólo el 7,9% quiere ser ingeniero
Si medimos la productividad tecnológica por la cantidad de patentes otorgadas en relación con la cantidad de personal en C&T, se llegará a la conclusión que la productividad del sistema argentino es aproximadamente la mitad del brasileño (datos de CYTED www.ricyt.org).
¿Cuáles son las causas y como se puede revertir el proceso? La vocación de la juventud para seguir carreras tecnológicas decae permanentemente. Los jóvenes prefieren las llamadas carreras "blandas", en detrimento de las "duras".
Según la información suministrada por la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación, en el año 2006, solamente un 7,9% de los inscriptos lo hizo en las carreras de Ingeniería. En los Estados Unidos el fenómeno es similar. Pero allí, se creó un proyecto llamado Infinity (http://www.infinity-project.org/) cuyo objetivo es el de crear en los alumnos y profesores de la enseñanza media la vocación por las ingenierías. En el proyecto intervienen más de 20 universidades y este fue financiado por la administración pública y empresas.
En conclusión, es fundamental definir una política de Estado que establezca la estrategia a seguir tanto en el fomento de las carreras de Ingeniería como en la forma de administrar los fondos para las actividades de C&T. La misma debe proveer los métodos sobre la manera de distribuir los recursos entre las fases de la activad de creación y en particular fomentar las investigaciones y desarrollos en ingeniería que es donde la Argentina se encuentra más débil. Sólo así podremos rectificar nuestra tendencia y volver a ocupar una posición de liderazgo.
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