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Los proyectos de educación gratuita que se basan en la masividad de datos y usuarios todavía deben lidiar con su modelo de negocios.
20/12/2013

Los proyectos de educación gratuita que se basan en la masividad de datos y usuarios todavía deben lidiar con su modelo de negocios.

Uriel Cukierman, Decano de la Facultad de Ingeniería, da su opinión sobre los Cursos Abiertos Online y Masivos (MOOCs).

Los proyectos de educación gratuita que se basan en la masividad de datos y usuarios todavía deben lidiar con su modelo de negocios.

Con la impronta de la escala y de las posibilidades técnicas e interactivas de Internet en su propia definición, los Cursos Abiertos Online y Masivos (MOOCs, por su sigla en inglés), así como otros emprendimientos que aprovechan la lógica de las redes sociales, expresan hasta qué punto la educación se tentó para sacar provecho del gran volumen de datos y de sus procesos de análisis. Sin embargo, los obstáculos para desarrollar un modelo de negocio rentable y lograr resultados adecuados de aprendizaje no siempre son compatibles. New Media Consortium (NMC), una comunidad internacional de especialistas en tecnología educativa, destacó a los MOOCs como una de las 10 principales tendencias que con mayor impacto se adoptarán en el periodo 2013 2018 en la enseñanza de disciplinas vinculadas a ciencia, tecnología, ingeniería y matemática. "Los MOOCs necesitan ser repensados como comunidades abiertas y conectadas para la enseñanza e investigación abiertas", señala el informe. Y agrega que conceptos como "contenidos, datos y recursos abiertos, junto con las nociones de transparencia y fácil acceso a la información se están transformando en un valor" también para el segmento educativo. Uriel Cukierman, especialista en tecnología educativa, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Palermo (UP) y miembro de NMC, destaca también el uso de "leaming analytics": la aplicación de la minería de datos que permite personalizar el contenido educativo en función del comportamiento y de la evolución del aprendizaje de cada individuo. Pero Cukierman tiene una visión a la vez cauta y crítica sobre los MOOCs y la aplicación de las técnicas de análisis de datos a la educación. "Desde que se empiezan a usar herramientas informáticas, como los sistemas de administración del aprendizaje (LMS, por su sigla en inglés) para el soporte de las actividades educativas, existe inmediatamente la posibilidad de recolectar datos de cada click que se hace y cada pantalla que se mira. Pero, ¿de qué sirve saber que la persona hizo click en cada pantalla si no sabés qué hizo realmente: si aprendió el concepto, si leyó, estudió, comprendió los conceptos —cuestiona Cukierman—. Tener datos de por sí no garantiza tener información. Esto lo sabemos desde hace mucho tiempo. Hay que ser muy cuidadoso para saber cuándo esos datos se convierten en información y qué se hace con ellos." De acuerdo con el decano de la UP, los MOOCs aún no han tomado su formato y modelo de negocios definitivos. "Los MOOCs nacen como concepto de una teoría de la educación según la cual se aprende mejor a partir de las interacciones entre pares. Basado en esta premisa, se desarrolló el concepto del curso abierto, masivo y en línea. Desde lo pedagógico, el concepto es muy interesante. Se han puesto en marcha empresas que hoy están lidiando con un modelo de negocios que no cierra. Se ha asignado mucho dinero a esas plataformas y los inversores preguntan: '¿Cómo lo monetizamos?'. Entonces, se empieza a cobrar por distintos servicios. Por otra parte, a veces se cree que con solo abrir un curso de este tipo, mágicamente toda la gente va a aprender."

Redes educativas
En los últimos dos años, principalmente en Estados Unidos surgieron distintas iniciativas de MOOCs
financiadas por capitales de riesgo. Algunas de ellas, como Coursera, tienen alianzas para ofrecer cursos de las principales universidades, como Stanford y Princeton. Otro es el modelo de Udacity, especializada en cursos de informática, desarrollo de software y ciencias de la computación. La versión hispana de los MOOCs para educación superior es Minada X, promovida por Telefónica Learning Center y Universia (Banco Santander), que comenzó a funcionar en enero de este año. En mayo del 2012, Harvard y el MIT lanzaron la plataforma edX "para ampliar el acceso a la educación en línea de alta calidad, mejorar la educación en el campus y liderar la investigación sobre enseñanza y el aprendizaje", cuenta por correo electrónico a Information Technology su presidente, Anant Agarwal. Desde entonces, edX sumó 29 universidades (de China, India, Europa y Australia) y ofrece más de 90 cursos de tecnología, arte, arquitectura, literatura, derecho y negocios, entre otros. El sitio corre sobre una plataforma open source "para que otros educadores lo usen y mejoren". Su primer curso, realizado en un laboratorio virtual sobre ensamblado de circuitos electrónicos, tuvo 155.000 inscriptos de 194 países, principalmente de Estados Unidos, India, Inglaterra, Colombia y España. De acuerdo con Agarwal, "edX utiliza muchas tecnologías para mejorar la experiencia de aprendizaje". Y agrega: "Los videos, aunque no es nuevo, están en el corazón de la interacción con los estudiantes. A través de nuestra investigación sobre la base de big data, estamos aprendiendo que los videos más cortos (no más de seis minutos) son más útiles para los estudiantes. También tenemos laboratorios virtuales que ayudan a aprender conceptos complejos en un entorno similar al de un juego. Por ejemplo, tenemos laboratorios de desarrollo de circuitos virtuales y herramientas de ensamblado de proteínas, entre otros". "Nuestra plataforma se diseñó desde el principio para recopilar datos —agrega Agarwal, que fue director del laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial del MIT—. Recopilamos el gran volumen de datos que son generados por las interacciones en línea de nuestros estudiantes; nos sirven para obtener una mejor comprensión de cómo ellos estudian y mejorar los resultados de la enseñanza. También usamos un conjunto de herramientas que permiten a los estudiantes realizar autoevaluación y coevaluación, además de algoritmos de inteligencia artificial para calificar respuestas abiertas." Según el directivo, edX es el único proveedor de MOOCs sin fines de lucro y hoy se financia gracias al apoyo del M1T y de Harvard. Aunque admite que están explorando "posibles modelos de negocio que incluyen el cobro de una pequeña cuota para los certificados de finalización del curso". Otra alternativa de ingresos es el servicio a empresas: "Estamos comprometidos con empresas y organismos, como el FMI, para ayudarlos a dar una mejor educación a sus empleados y grupos de interés. Nuestra plataforma de código abierto también se está adoptando en todo el mundo con nuevos portales en mandarín (XuetangX), francés (Francia Universite Numerique) y árabe (Edraak), todo ello apoyado por edX. Nuestro objetivo es llegar a ser autosuficientes".

Uno de sus clientes locales es el proveedor de tubos de acero Tenaos, para el que edX "proporcionará capacitación a sus 27.000 empleados a nivel global y servicios de consultoría para el desarrollo de cursos online para TenarisUniversity, el centro de capacitación corporativa de la compañía", informó la empresa de la familia Rocca. "Tenaris podrá tomar cursos desde la plataforma edX y adecuarlos a sus necesidades y también colaborar para crear cursos específicamente diseñados para capacitar a los empleados de Tenaris en áreas críticas para la compañía." Según Tenaris, el primer curso para sus empleados se lanzará en los próximos meses. El objetivo es que los contenidos de edX complementen la capacitación que la firma desarrollaba a través de TenarisUniversity, la universidad corporativa de la empresa.

Cukierman cuestiona la efectividad de los MOOCs en algunos aspectos. "La educación a distancia siempre ha tenido niveles de deserción altos y, con los MOOCs, la deserción es todavía mayor. Porque no hay seguimiento por parte de un tutor", expresa. "Su valor más importante es el aprendizaje entre pares, pero esto no sucede mágicamente: el curso debe estar hecho de una determinada manera, con una metodología que fomente este tipo de interacción y actividad. Las interacciones que se dan en una red social tradicional y en educación tienen motivaciones muy diferentes", sostiene. "Cuando se tienen 10.000 alumnos, una cifra que es corriente hoy en un MOOC, o incluso 1.000, ¿cómo hace un docente en su sano juicio para seguir los comentarios de ellos? No hay forma. La masividad cambia el eje totalmente. El desafío es lidiar con el volumen", agrega el especialista. Para incursionar en este segmento, la UP diseñó su propio curso MOOC sobre los contenidos del libro "Diginomics. El impacto de la tecnología en los negocios" —que se basa en videos con explicaciones adicionales de los autores, recursos adicionales y autoevaluaciones—, que estará online el año que viene. Aún se está evaluando a qué plataforma se subirá, "ya que la idea es que se encuentre disponible en una masiva, con un importante volumen de usuarios", dice Cukierman. El objetivo de este curso, "además de dar un servicio hecho con cuidado y ampliar los conocimientos de un libro que tuvo mucho éxito, es experimentar con este nuevo concepto de educación en línea".

Babel digital
El aprendizaje de idiomas también quiere sacar provecho del volumen de datos y usuarios. Un año y medio atrás, el guatemalteco Luis von Ahn, docente de Ciencias de la Computación en la Universidad de Carnegie Mellon, en Estados Unidos, lanzó la empresa de enseñanza gratuita de idiomas Duolingo, con una inversión de US$ 18,3 millones que se destinó casi en su totalidad a su plataforma de e-learning, desarrollada en Phyton y alojada en servidores de Amazon. "El objetivo es dar educación de idiomas totalmente gratuita. Hoy, 1.200 millones de personas están aprendiendo idiomas en todo el mundo y 800 millones son de bajo nivel socioeconómico. Pero las clases suelen ser muy caras", cuenta Von Ahn a Information Technology. La colaboración de una gran masa de usuarios —con la ayuda de algoritmos de inteligencia artificial— es la base para financiar un negocio que apuesta a la formación gratuita.

"La gente nos ayuda a traducir mientras aprende", explica el emprendedor. Y detalla cómo funciona su proyecto. "El servidor de nuestro cliente envía un texto para traducir a nuestro servidor. Nuestra plataforma de software analiza y detecta cuál es el tema central del artículo (por ejemplo, gastronomía); luego busca a todos los estudiantes que están aprendiendo sobre esos temas y les pregunta si quieren practicar el idioma ayudándonos a traducir este documento. Una vez que finalizan, los estudiantes califican las traducciones mediante el voto: la calidad del artículo se determina por la cantidad de aprobaciones que recibe. Este método ha demostrado ser efectivo. Finalmente, el sistema regresa el artículo traducido al cliente."

Aun en sus comienzos, Duolingo tenía dos clientes de su servicio de traducción: el servicio de CNN y el sitio BuzzFeed. Hoy cuenta con 15 millones de usuarios registrados (gente que ha tomado al menos una lección de idioma), pero sólo la mitad de ellos toma cursos activamente. De su staff de 31 personas, 18 son ingenieros en sistemas y programadores; cinco son profesionales de la enseñanza de idiomas y una cifra similar se dedica a diseño gráfico. Consultado sobre los ingresos de Duolingo, el emprendedor dice que a principios del año próximo harán público este tipo de información. "La clave de nuestro negocio es el volumen: una gran cantidad de gente que aprenda, traduzca artículos y participe como voluntario para traducir el contenido de otros cursos. Hemos llegado a millones de usuarios sin hacer publicidad, con un producto gratis, bueno, y con un sistema de aprendizaje entretenido", afirma Von Ahn. La inteligencia artificial se usa para mejorar el método de enseñanza. "Hacemos un seguimiento personalizado de la evolución de su aprendizaje y en función de esa información les damos ejercicios que se acoplan al nivel de cada uno", explica. La expansión de la oferta de idiomas también depende del crecimiento exponencial de su comunidad de usuarios. Dos meses atrás, Duolingo lanzó una incubadora de idiomas, donde se están desarrollando nueve cursos para aprender inglés desde el ruso, el chino y el japonés, entre otras lenguas. Fue posible gracias al trabajo de voluntarios que —tras una selección— se han ofrecido para traducir del inglés a su propia lengua, como un gran diccionario, la estructura de los diferentes módulos de estudio. "Todos los días recibimos miles de mensajes de gente que pide poder aprender otras lenguas, como el sueco, y se ofrecen a ayudarnos. Ya hemos recibido 15.000 solicitudes. Cuando empezamos teníamos pocos idiomas: sólo ofrecíamos cursos de inglés. Pero hoy, desde el inglés, se puede aprender francés, alemán, portugués e italiano. Desde el idioma español, hoy sólo se puede aprender inglés."