Universidad de Palermo
         
Intranet Estudiantes Internacionales
  Reuniones Informaciones   Inscripción Online   Solicitud de Información
IngresoSobre la facultadCarrerasInvestigaciónPublicacionesEventos y Noticias
  Eventos y Noticias
  .....................................................................
  Eventos de Sociales
  Eventos anteriores
  .....................................................................
  Noticias de Sociales
  .....................................................................
  UP en los Medios
  .....................................................................
 
¿Una ola democratizadora u otro cuento de las mil y una noches?
.............................................................................................................................................................................

Publicación: Jueves 24 de marzo de 2011
.............................................................................................................................................................................
Autor: Mariano Aguas, Coordinador de la carrera de Ciencia Política en la Universidad de Palermo
.............................................................................................................................................................................

El análisis del conflicto en el mundo árabe. ¿Qué pasará en el futuro político de esos países? ¿Qué progreso hemos hecho desde aquí para su comprensión?

¿Se acuerdan de Las mil y una noches, esa célebre recopilación de cuentos árabes donde Sherezade, la inteligente y bella hija del Visir, consigue mantener por todo ese tiempo la atención del atribulado y drástico sultán Shahriar, quien al final se enamora de ella evitando de esa forma ser ejecutada?

El secreto de la inteligente y bella muchacha era concatenar un cuento con otro, de modo que el largo proceso del relato no terminase nunca manteniendo de esta forma interesado al sultán y haciendo que durase lo suficiente como para modificar la voluntad de tan terrible y dolido personaje (había descubierto que su esposa anterior lo traicionaba, desconfiando por lo tanto de todas las mujeres, a quienes mandaba matar luego de una noche juntos).

Pobre sultán, no poder prescindir de los encantos femeninos y al mismo tiempo no poder confiar en una deseada compañera...

Mutatis mutandi la historia relatada me parece una buena excusa para intentar una aproximación al magmático movimiento que tiene como epicentro a Medio Oriente, y que como en el inicio del cuento no sabemos cuándo, cómo ni dónde terminará.

EL CONTEXTO. Como muchas otras en la historia, la rebelión (¿revolución?) en marcha en el mundo árabe ha resultado bastante difícil de prever. Tanto la organización del mapa geopolítico regional como las teorías ensayadas para explicar y justificar políticas respecto de esa zona, pusieron énfasis en elementos que tenían más que ver con explicaciones sesgadas desde los intereses de algunas elites locales y de actores relevantes en el contexto internacional.

De esta forma, para el observador de a pie, el Medio Oriente se "leía" en términos de: suministro energético, conflicto con Israel, estabilidad/inestabilidad regional, lucha contra el imperialismo, o fundamentalismo y terrorismo islamista.

Sin embargo, tal como a veces podemos pronosticar la entrada en actividad de un volcán analizando fumarolas y movimientos sísmicos, la cuestión árabe comenzaba a poder ser "vista" a través de un fenómeno no siempre bien interpretado: las migraciones.

La "cuestión social" en Medio Oriente ha venido ganando en complejidad a medida que nos hemos ido alejando de la caída del Muro de Berlín y el consiguiente proceso de democratización en Europa oriental que descolocó al discurso tercerista del nacionalismo árabe de los ’50 y ’60 y a las elites protagonistas del proceso de descolonización.

Por otro lado, la puesta en duda de la promesa antiimperialista y redentista iraniana1 como nuevo modelo alternativo frente a un mundo temido como hostil y signado entre otros factores por eso que llamamos o entendemos como globalización, pone en tela de juicio la simplificación de establecer una correlación directa entre pobreza, desencanto, religión musulmana y gobierno de ayatollahs.

Simplificación muy útil para dictadores locales, centros de opinión y de influencia occidentales y obviamente para los propios extremistas islámicos, así como para el régimen iraní.

Comienza a quedar claro que las sociedades de estos países poco a poco van transitando un doble proceso.

Por un lado comienzan a constituirse como tales, ya que no es lo mismo un conjunto de tribus que una sociedad civil. En ese sentido la evolución de estos países durante el siglo XX fue consolidando cierto grado de modernización así como algún sentido de identidad compartida.

Por el otro, los alcances e influencias del proceso de globalización, para bien y para mal, ponen a los miembros de dichas sociedades frente a fenómenos de alcance mundial que producen un inevitable "efecto de demostración" que no sólo podemos reducir al mero deseo de consumir como en los países desarrollados de Occidente2.

El proceso de globalización en su dimensión tecnológica ha demostrado que sociedades como la china o la india que habiendo pasado por procesos de duro colonialismo, como las árabes, van siendo capaces de incorporarse al "Zeitgeist" del siglo XXI y a imprimirle su propia impronta.

Lo que las migraciones nos han ido anticipando es una masa creciente de sujetos descontentos con las pobres condiciones sociales, económicas y políticas ofrecidas en sus propios países y denunciadas en los informes sobre desarrollo humano, que en términos de orden social podemos identificar con la triste característica de cualquier sociedad oprimida: el miedo.

EL PROCESO DE CONTAGIO Y ALGUNAS DE SUS CAUSAS. Los sucesos a los que venimos asistiendo desde diciembre presentan dos características inusuales: por un lado su espontaneidad y su rápida difusión por la región desde el Atlántico marroquí hasta el Golfo Pérsico3.

Por el otro, el hecho de que los cambios se originan y toman forma a partir de insurrecciones populares que nada tienen que ver con el escenario típico del golpe de Estado, lo cual evidencia el origen de una nueva forma aún magmática de reconfiguración del espacio político.

Pero, ¿qué factores se hacen presentes para que un acto de protesta de un vendedor de frutas tunecino harto ya de ser violentado corriese como reguero de pólvora y provocase la caída de Ben Alí en su país, la de Hosni Mubarak en Egipto, las protestas en Marruecos, Argelia, Jordania, Yemen, Bahrein, Irak, Irán y la rebelión contra el orden khadafiano en Libia?

Sin duda un conjunto complejo que se está combinando como nunca antes en la historia. Veamos algunos de los más relevantes.

LA PÉRDIDA DEL MIEDO. Como decíamos, el miedo como característica de cualquier sociedad oprimida necesariamente descansa en la percepción de que cualquier intento de contrariar o de desafiar al orden establecido puede ser castigado de manera muy eficaz.

Para ello se necesitan un régimen y un gobierno dispuestos a manejar con mano firme mecanismos represivos, y una población que internalice dicho miedo en la forma de creencia en la potencial amenaza.

Por otro lado, y aunque resulte no muy simpático para las visiones benevolentes sobre las sociedades, muchas veces esa capacidad de administrar el miedo está muy vinculada a un esquema de autoridad legitimada.

Dicho esquema no sólo comprende el uso del poder por parte de aquellos que mandan, sino una tácita aceptación y hasta de identificación por parte de los que obedecen a ese orden.

El sistema del miedo no sólo dura porque amenaza en forma creíble, dura también porque convence.

Lo que parece haber sucedido entonces a partir de los eventos de Túnez, es que gran parte de estas sociedades han comenzado a perder el miedo y a poner en tela de juicio tanto la capacidad de los sistemas represivos como los principios que sostienen ese orden de las cosas.

A lo que estamos asistiendo es a una profunda crisis de los principios de legitimación de los diferentes regímenes cuya puesta en duda se expresa en forma de rebelión de sus sociedades.

LOS JÓVENES Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS. En la historia de las rebeliones y revoluciones que han ido marcando los tiempos contemporáneos, los sectores juveniles han cumplido generalmente un rol muy importante. Desde el Mayo Francés a la Primavera de Praga, pasando por las movilizaciones en América latina, sectores juveniles disconformes con el statu quo y capaces de algún grado de movilización generaron circunstancias de conmoción en el orden establecido.

Los sucesos en Medio Oriente no son en ese aspecto una realidad diferente, y de hecho se han transformado en una de las caras visibles de las insurrecciones populares que han ido tumbando regímenes por la región.

Lo que representa un rasgo característico de estas protestas es el grado de coordinación de grupos y la capacidad de contrarrestar medidas de los gobiernos mediante el uso de las nuevas tecnologías de comunicación, fundamentalmente Internet y las llamadas redes sociales entre jóvenes de sectores medios con un alto nivel de frustración por expectativas incumplidas debido al mediocre nivel de desarrollo de sus sociedades.

Es ahí donde se hace presente uno de los fenómenos de esta nueva etapa del proceso de modernización que por un lado provoca efectos de demostración como dijéramos, y por el otro proporciona nuevos instrumentos útiles para variados fines.3

Más allá de las diferentes circunstancias, el fenómeno de las nuevas redes ya irrumpió en la escena política a través del proceso que llevó a Barack Obama a la presidencia de los Estados Unidos movilizando masas de jóvenes votantes antes apáticos.

EL COSTO DE LOS ALIMENTOS. Si por un lado podemos afirmar que eso que llamamos globalización ha sido un factor propulsor de cambios a través de la toma de conciencia de la existencia de formas alternativas de organización política, social y económica, por el otro la dependencia de circunstancias fuera del alcance de los países genera no pocos dolores de cabeza a la hora de gobernar y contener la protesta.

Un caso paradigmático de este aspecto es la suba constante del precio de algunos bienes y servicios por fuera del alcance de la política de los gobiernos. Eso es precisamente lo que ha ocurrido en el caso de los alimentos.

A partir del estallido en 2008 de la burbuja especulativa que orientaba ingentes masas de recursos financieros a nivel global hacia mercados como el inmobiliario en los Estados Unidos, importantes actores de dichos mercados ante el complejo escenario que representaba la incerteza, comenzaron a buscar "refugio" en bienes más tangibles y seguros, entre ellos commodities como los alimentos.

Dicho proceso más la incorporación desde hace algunos años de nuevas masas a un consumo alimentario más completo en China e India generó presión sobre el precio de dichos bienes provocando desde el 2009 ulteriores aumentos, que en muchos países, como los de Medio Oriente, netos importadores de dichas materias primas, comenzaron a desatar una compleja espiral inflacionaria sobre toda la economía4.

No pasó mucho tiempo para que dicho proceso comenzara a alimentar el descontento en dichas sociedades, ya que actuó como tejido conectivo entre las frustraciones de sectores medios privados de perspectivas de progreso y las demandas más acuciantes de los sectores más pobres puestos al límite del hambre.


Si a esto le sumamos un alto peso demográfico de la población joven, y magras posibilidades de inserción laboral formal de dichos sectores, inseguridad jurídica y falta de libertad política, tenemos claramente una sociedad al borde del estallido.

LA ACTITUD DE EE.UU.: EL DISCURSO DEL PRESIDENTE OBAMA. El 4 de junio de 2009 Barack Obama pronunció en la Universidad Islámica de Al-Azhar en El Cairo un histórico discurso a través del cual tocó un conjunto de temas no sólo vinculados a la agenda política del momento sino que forman parte de cuestiones más profundas como la cultura y la necesidad del respeto y la convivencia entre civilizaciones como la islámica y la occidental.

La importancia política de dicho discurso precisamente está dada por un lado por el marcado tono pluralista con el cual el presidente de los Estados Unidos quiso presentar un punto de quiebre con la tendencia anterior caracterizada por la política de la administración Bush, y por el otro porque a mi modesto entender fue un mensaje que ha probado tener una capacidad de llegada inesperada en amplias franjas de las sociedades analizadas.

No es mi intención pretender que dicho acto fuese en sí mismo el catalizador de los procesos que se han desatado a partir de diciembre de 2010, pero resulta muy sugestivo leer dicho texto a la luz de los actuales acontecimientos, ejercicio que recomiendo al lector.

El reconocimiento agradecido del aporte islámico a la modernidad e Ilustración occidentales, y la vinculación de los valores musulmanes con la mejor tradición humanista y pluralista de los padres fundadores de la democracia estadounidense no se enmarcan precisamente en un desdén intelectual respecto de la cultura árabe-musulmana ni en una operación que niegue a priori las potencialidades democráticas de dichas sociedades como muchas veces se ha observado en ciertos círculos occidentales.

Pasando de lo retórico conceptual a lo estrictamente político tal vez estemos asistiendo a un retorno de cierta vieja tradición en política exterior de los EE.UU. que buscaba legitimar su influencia y poder en la defensa de los valores democráticos encarnados en un liberalismo político y cultural que poco tiene que ver en su esencia con el duro neoconservadurismo de cierta derecha norteamericana y occidental, hecho que sin duda genera un cambio de clima en la escena internacional.

LOS ESCENARIOS. Si bien hasta aquí hemos hablado en sentido general de Medio Oriente, Mundo Árabe, cultura islámica, etc., resulta claro que cada país más allá de compartir las grandes tendencias a las que hemos hecho referencia, presenta características propias en una variada cantidad de aspectos como el tipo e intensidad de la protesta, capacidad del régimen para maniobrar, estructura social, efectos geopolíticos de su desestabilización, etcétera.

Corriendo el riesgo de ser imprecisos, en países como Jordania, Marruecos o Bahrein, las protestas tienen que ver con reformas que buscan más liberalidad, pluralismo político y religioso, y equilibrio entre características de la sociedad y el régimen político, en otros asistimos a un cambio drástico de gobierno o de régimen y la apertura de un proceso de transición bastante incierto como en Túnez, Egipto y tal vez Yemen, por no hablar de un casi evidente estado de guerra civil en Libia.

Imaginemos grosso modo la situación como una pieza de música barroca, donde cada solista (país) interpreta su parte (su propia circunstancia política) sobre un basso continuo provisto por las circunstancias generales ya descriptas.

En cada caso, las condiciones generales y aquellas particulares van a ir dando resultados ajustados a la realidad en cada país por lo cual los niveles de incerteza sobre el destino de la región son muy altos.

De todas formas, tomando en cuenta estas circunstancias podemos ir identificando al menos tres modelos diferentes de cambios/transiciones vinculados a cada tipo de régimen:

Repúblicas con fuertes componentes autocráticos.

Monarquías árabes.

El modelo libio.

1. Repúblicas con fuertes componentes autocráticos. Este modelo de organización política en líneas generales es el compartido por Egipto, Túnez, Argelia y Siria entre otros.

El gobierno es ejercido casi en forma vitalicia por un presidente perteneciente a un partido que es reelegido en forma indefinida, y que claramente manipula y condiciona las casi inexistentes posibilidades de competencia política. Los adversarios no son bienvenidos.

Esta misma característica ha provocado paradojalmente en el caso tunecino y el egipcio el derrumbe del gobierno autoritario y la apertura de un posible cambio de régimen donde las protestas masivas han buscado la caída del presidente en tanto estandarte y mandamás del statu quo.

En estos casos la misma condición partisana de la figura presidencial ayuda a la conformación de una oposición que puede dejar de lado por el momento grandes diferencias políticas mientras se aboca al fin político inmediato, el derrocamiento del presidente y su aparato y la constitución de un nuevo orden.

El futuro de la transición todavía está por verse y entre otras circunstancias va a depender del rol que jueguen los liderazgos emergentes largamente reprimidos, de la capacidad de organización política de los diversos sectores en que se diferencian dichas sociedades, y sobre todo, como en el caso egipcio, de los propios planes que tengan las fuerzas armadas.

2. Monarquías árabes. Este modelo comprende países como Marruecos, Jordania, Bahrein y uno de los países más importantes de la región, Arabia Saudita.

Con las diferencias propias de cada caso, hasta ahora podemos observar cómo en los casos de Marruecos y Jordania se han desarrollado movimientos y presiones políticas para impulsar reformas constitucionales que disminuyan el excesivo peso político del monarca. Si bien estos países cuentan con un sistema más o menos libre de elecciones y competencia política, el objetivo es fortalecer la figura política del Parlamento como en Jordania y establecer una Justicia independiente.

En el caso de Bahrein parte relevante del conflicto está vinculada con el reconocimiento de los sectores chiitas como fuerza política, algunos de los cuales impulsan la caída de la monarquía y la implantación de una república.

En Arabia Saudita parece ser que la casa real ha decidido curarse en salud y comenzar a dialogar sobre ciertas reformas que permitan desarticular la acción de algunos grupos de inspiración chiita promotores de recientes protestas.

3. El modelo libio. Comparada con otras naciones árabes, Libia representa un modelo político particular. Si bien comparte con otros casos la existencia de un régimen de naturaleza autocrática, su arquitectura legal, ideológica y poblacional representa un caso especial.

Libia, oficialmente Gran Jamahiriya Árabe Popular Socialista, es en los papeles un modelo de república popular socialista islámica donde el pueblo ejercería el poder mediante la participación directa y protagónica en las tomas de decisiones, una especie de Estado de las masas, según el modelo implantado por el líder que derrocara a la monarquía en los sucesos de 1969, el coronel Muammar Khadafi.

Siguiendo esta misma línea de razonamiento, Khadafi no tiene ningún cargo oficial de presidente o jefe de gobierno, sino el de "líder y guía de la revolución", cargo muy sugerente que lo ubica en el rol de protector o dueño, si se prefiere, del país.

El poder del líder está construido mediante una sutil ingeniería de reparto de beneficios y castigos entre las diferentes tribus que conforman la sociedad libia, a través de un fuerte estatalismo financiado con las cuantiosas regalías energéticas. Eso permitió a su vez la conformación de una verdadera burguesía de Estado de tono conservador, más allá de la retórica sobre la democracia directa que actuaba como soporte del régimen a través de los acuerdos tribales.

Por esa razón si queremos entender el proceso de protesta y práctica guerra civil, debemos comprender la naturaleza aún tribal de dicha sociedad, lo que implica que la revuelta fue producto de un quiebre en esos acuerdos preexistentes, ya que Libia en términos comparativos detenta uno de los mejores niveles de vida regionales.

Resumiendo, para que el régimen de Khadafi sucumba se deben dar cuatro condiciones fundamentales: que el acuerdo tribal colapse, que las fuerzas armadas se dividan en torno a esos clivajes y que la insurgencia pueda controlar la producción energética y finalmente tomar Trípoli.

VOLVIENDO AL TÍTULO... A modo de resumen y volviendo a Sherezade, lo que nos van dejando los sucesos de Medio Oriente son más interrogantes a lo largo de dos líneas:

¿Qué pasará en el futuro político de esos países?
¿Qué progreso hemos hecho desde aquí para su comprensión?

Como último favor le pido al lector que me consienta unas pocas palabras sobre el segundo interrogante, ya que el primero está en manos de la historia y por otro lado la adivinación no es un don que se me haya concedido.Creo que en el tema de la comprensión de "ese mundo" reside en parte la dilucidación del primer enigma ya que esta es una excelente oportunidad histórica para ir revisando teorías que hemos tenido por ciertas y que han actuado más como cosmovisiones y "manuales de operaciones" que como meros "artefactos" cognitivos.

En particular parece que la evidencia nos muestra sociedades que pujan por cambios en dirección democrática, condicionados claramente por sus particularidades y aún a tientas, pero que sin duda se alinean con los cambios producidos en la Europa mediterránea en los ’70, en América latina en los ’80, y luego en Europa oriental en los ’90. Como decía una vieja canción, "...algo se está gestando…" y no necesariamente de la mano de Khomeinis 2.0 "recargados".

Tal vez lo que estamos presenciando es el nacimiento de eso que agudamente sugiere Gilles Kepel6 y que desafía la visión del choque de civilizaciones: una sociedad híbrida entre Europa/Occidente y el Mundo Árabe.

Y tal vez la posibilidad de un mejor mundo para habitar.

 
 
¿Desea Información?
Tel.:
     
 
 
 
SEGUINOS EN
   UNIVERSIDAD DE PALERMO
Buenos Aires - Argentina
Centros de Informes e Inscripción:
Tel: (5411) 4964-4600 | informes@palermo.edu | Av. Córdoba 3501, esq. Mario Bravo | Av. Santa Fe esq. Larrea 1079
  Prohibida la reproducción total ó parcial de imágenes y textos. » Términos y condiciones. » Política de privacidad.