¿Cómo se enseña diseño de indumentaria hoy?

  ¿Cómo se enseña diseño de indumentaria hoy?

En los últimos años, la naturaleza cambiante de la moda adquirió velocidad. Las tecnologías emergentes, los nuevos modelos de negocios y los renovados intereses de los consumidores remodelan un mercado global en crecimiento. La impresión 3D, el uso del big data, la inteligencia artificial y la realidad virtual son algunos de los nuevos insumos que prometen revolucionar la forma de crear, producir, comunicar y vender.

A su vez, el aumento en la conciencia ciudadana sobre el impacto social y medioambiental de la industria de la moda, sumado a otros factores sociales y culturales como la creciente apertura a la diversidad, alientan la búsqueda de nuevos paradigmas. Cuatro profesores de la carrera Diseño de Indumentaria analizan cómo estos y otros cambios operan en la formación de los futuros diseñadores.

A la hora de reflexionar acerca de cómo los principios sustentables se incorporaron al espacio académico, Esteban Curci, director de la licenciatura en Diseño de Indumentaria de la Facultad de Arquitectura, Diseño, Arte y Urbanismo de la Universidad de Morón, describe cuál es el enfoque con el que esta facultad trabaja desde hace años. "Hoy los estudiantes llegan con mayor conciencia de los problemas sociales y medioambientales, aunque no siempre se note en primera instancia. Cuando proponemos un trabajo práctico que se aleja de lo tradicional y aborda esos temas, se produce un shock inicial ante lo nuevo, pero después se genera un gran entusiasmo e interés por el otro. Creo que la sustentabilidad se puede resumir en esa idea: pensar en los demás. Si inculcamos eso, es suficiente".

Otro de los cambios que Curci identifica está vinculado con el contacto con los materiales. "Actualmente ponemos el énfasis en aprender construyendo, sin abandonar lo gráfico y lo proyectual, aunque eso ya no es todo. Hemos evolucionado hacia la experimentación. Consideramos que el material textil dentro de la industria de la moda es cada vez más importante, no todo se reduce a las formas. Como docente fui llevando a los chicos a pensar en el detalle, más hacia las sutilezas que a los grandes gestos morfológicos y llamativos".

Para Verónica Fiorini, profesora titular de la carrera de Diseño de Indumentaria y Textil en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, la incorporación de profesores graduados en la disciplina es el factor que más influyó en el entendimiento del diseño. "La mirada se volcó más a pensar proyectos que no solo se apoyan en aspectos conceptuales sino en concreciones de forma, materialidad y productividad".

En relación a la incidencia de los avances tecnológicos, Fiorini destaca que si bien en el contexto local es difícil acceder a todos ellos en el proceso de aprendizaje, "la cuestión tecnológica se centra ahora más que nunca en pensar cómo modificar patrones y comportamientos de diseño en términos ambientales, éticos y sociales. La moda es la segunda industria más contaminante y, por lo tanto, el centro de la reflexión del cómo pensar, producir y diseñar el futuro de esos objetos cuando pierdan utilidad; es deber de estas generaciones". La profesora concluye que lo más importante en la formación de un diseñador "es desarrollar su intelecto, su capacidad de pensar, razonar, desafiar y reconceptualizar ideas y supuestos socioculturales".

Mirada más comprometida

Por su parte, Turquesa Topper, profesora titular y directora de Diseño y Gestión de Estéticas para la Moda en la UADE, advierte que hoy la formación de un diseñador de indumentaria es, ante todo, la de un diseñador. "Ser diseñador implica una mirada comprometida no solo con el objeto de estudio, sino con el diseño como disciplina transversal. En las últimas dos décadas confirmamos la necesidad de un pensamiento del diseño como eje proyectual estratégico".

Topper explica que articular los estudios de diseño con escenarios futuros implica desarrollar nuevas competencias y habilidades que comprendan las distintas dimensiones de un producto. "Supone herramientas referidas a la gestión, a la responsabilidad social, a la sustentabilidad, a la expresión oral y escrita, al manejo de redes o plataformas y a la concepción del indumento como signo inmerso en un sistema cultural. La creación de la carrera Diseño y Gestión de Estéticas para la Moda -que se suma a Diseño Textil e Indumentaria- responde a estas necesidades y entiende a la moda como un fenómeno que excede a la industria del vestir".

El profesor aclara que estas traducciones no siempre se hicieron de manera responsable. "En los 70 y principios de los 80, varios teóricos alertaron sobre las consecuencias de un diseño sin ética, pero no fueron escuchados. En los últimos años, el diseño comenzó a retomar sus orígenes. Me animo a decir que esa es la reforma más interesante: la de pensar en un diseño que colabora, que establece relaciones más amigables y que puede hacerse en función de un bien social y público. ¿De qué sirve la creatividad si no está anclada en la humanidad? Los diseñadores de las nuevas generaciones tienen en sus manos un paradigma más complejo. El sujeto que diseña se aleja de la frivolidad y la materialidad de las cosas, y hoy tiene en cuenta las facetas sociológicas, antropológicas, legales y hasta políticas del diseño".

Sustentabilidad, responsabilidad social y bien común son algunas de las temáticas coincidentes con las que los académicos interpelan al diseño en la demanda de soluciones para problemas cada vez más apremiantes. Esto nos recuerda que la universidad es el lugar donde, además de formar profesionales, se establecen nuevos paradigmas para la sociedad entera.

Más enfoques

  • "La incorporación de profesores graduados en la disciplina es el factor que más influyó en el entendimiento del diseño". 
  • "Hoy los estudiantes llegan con mayor conciencia de los problemas sociales y medioambientales". 
  • "La reforma más interesante se da al pensar en un diseño que colabora, que establece relaciones más amigables y que puede hacerse en función de un bien social y público".
Nota publicada el 13/10/2018 en la version web del diario La Nación.
Nota escrita por Andrea Lázaro.