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Ya no son tiempos de egoísmos sino de compartir
25/08/2015

Ya no son tiempos de egoísmos sino de compartir

Javier Cortelezzi, coordinador de las Licenciaturas de Turismo, Hotelería y Gastronomía de la UP, cuenta por qué la UP siempre se distinguió por mantener la vanguardia entre las más innovadoras.

Ya no son tiempos de egoísmos sino de compartir

- Una de las características que tiene la Universidad de Palermo es ofrecer una amplia variedad de cursos y capacitaciones complementarios a las carreras no absolutamente específicas pero conexas. ¿Esto constituye una preocupación especial?.
- Desde que tengo a mi cargo el gestionar de desarrollo de Gastronomía, Hotelería y Turismo siempre traté de vincular lo académico con lo comercial y lo empresarial. Traté siempre de evitar la dicotomía. Una forma de integrarlos fue organizar pequeños workshops, de esta semana es el décimo (ver aparte). La idea es que los empresarios y los diversos prestadores de servicios puedan entrar en contacto con los alumnos y viceversa, sin que los alumnos interrumpan las negociaciones que se producen en los workshop tradicionales de la industria. Hablo de pequeños workshops porque tenemos poco espacio físico, pero hay unas 40 empresas entre agencias de viaje, rentadoras de autos, hoteles, restaurantes, seguros de viaje y empresas de work & travel. El workshop dura un par de horas y siempre tuvo mucho éxito. Incluso hemos invitado a otras universidades y terciarios para que le hagan extensiva la invitación a sus alumnos. Creo que ya no son tiempos de egoísmo sino de compartir. Por otro lado siempre traté de que mi cuerpo docente estuviera integrado por profesionales en actividad. En el caso de la carrera de Turismo, por ejemplo, hay muchos agentes de viajes que están dando diversas materias. Esta es otra forma de vincular la actividad comercial con las carreras y de darle un enfoque moderno a la carrera.

- En la feria se ve otra característica de la Universidad: un trabajo muy estrecho con el mercado buscando la inserción laboral de los estudiantes. ¿Estan los programas acomodados para generar estos cuadros, estos egresados, que la actividad necesita?
- Basándonos en las demandas del mercado, nuestros docentes provienen del mercado mismo. Más allá de que son licenciados, están trabajando en aquello que enseñan en el aula. Un cambio significativo que hemos producido en los últimos años fue el modo de enfocar la materia que nosotros llamamos “Circuitos turísticos”, que varios llaman también con otros nombres, y en la que partimos de los paquetes comerciales. De allí, hacemos una breve profundización teórica de cada destino, pero le damos mucha importancia a lo comercial. Los alumnos aprenden sobre todo el mundo, pero en términos de paquetes turísticos, cómo se comercializan y cuáles son las variedades. Antes se daba la materia de modo muy teórico y humanístico, pero poco práctica. También tenemos materias que vinculan a la actividad a través de los viajes. Los alumnos de la carrera organizan viajes de práctica, cerrados a los alumnos de la carrera (son los únicos que pueden viajar) como si fueran una agencia. La idea es que los organicen como hacen las agencias hoy en día. Se ha dado la circunstancia, en el pasado, que se enseñaba en el aula la organización de viajes de espalda a la realidad. Eran recorridos hermosos, pero nunca se llevaban a la realidad. Los alumnos hablan con los operadores y los receptivos, buscan los mejores precios, arman los viajes, y los llevan a la práctica. Queremos que nuestros profesionales lo sean en turismo, no en diseño gráfico, de modo que las propias publicidades de esos viajes están a cargo de los alumnos de la carrera de diseño, por lo tanto ellos aprenden también a cómo tienen que mandarlos a diseñar. Los alumnos también visitan empresas y analizan casos. En definitiva, nuestros alumnos son requeridos por el mercado y eso es resultado de que tratamos de estar siempre muy, muy vinculados con la realidad. Pero además la Universidad tiene un departamento de Desarrollo Profesional cuya misión fundamental y básica es vincular las necesidades de las empresas con las de los alumnos. Esta dependencia contacta a unos y otros y facilita que los estudiantes ingresen en el mercado laboral.

-¿La carrera de gastronomía combina la cocina y la gestión gastronómica?
- Sí, totalmente. Los alumnos deben saber qué gestionan. Por eso hemos hecho un acuerdo con la Escuela de Cocineros de Gato Dumas de modo que los alumnos cursan allí una serie de materias de cocina eminentemente prácticas. Y las de gestión las hacen aquí: somos una de las dos universidades que ofrecen la Licenciatura en Gastronomía y el título es compartido entre la UP y la Escuela.

- La Universidad tiene la característica de gestar contenidos eminentemente prácticos. ¿Hacia allí va el mercado y la educación turística, a una formación fundamentalmente práctica y cada vez menos enciclopedista? ¿ese cambio representa perder conocimientos de cultura general?
- Tratamos de buscar un balance, un equilibrio. No dejamos de lado el alma , el espíritu de la Universidad, que es la investigación. Alentamos la investigación y de hecho estamos muy orgullosos que, habiendo sido arbitrados por personalidades internacionales, dos trabajos finales de nuestros alumnos han sido publicados en sendas revistas internacionales de turismo de investigación. El primero de ellos se llama “Turisimo Slow una nueva tendencia turísitica”, escrito por Jennifer Adalis Mancini este año y publicado en la revista Turydes, y el segundo es “El fenómeno de los food trucks: potencialidad y el marco legal en Buenos Aires”, elaborado por Augusto Joaquín García Muxi, publicado por la Revista Observatorio de la Economía Latinoamericana. Y otros dos trabajos están subidos al Reportur del MinTur (“Situación actual de la oferta hotelera de las categorías”, de María Cristina Pérez-Chacón y Cecilia Gora; y “El carnaval en la Quebrada” de Victoria Elizabeth Origon Silva) Los hemos publicado enteros, no un índice de los trabajos de los alumnos. Pero volviendo a la pregunta: tratamos de balancear la relación entre trabajo, investigación, mercado comercial y academicismo universitario.

- Usted mencionó el trabajo conjunto con otras universidades, de un escenario de mayor colaboración y menos recelo. ¿El trabajo del Min Tur y la fundación del Condet, por ejemplo, se basó en una voluntad colaborativa previa o el propio desarrollo de la tarea, que demandó el verse las caras de manera más cotidiana, generó el cambio posterior?
- Creo que definitivamente vernos las caras fue lo que cortó con el recelo institucional que, por otra parte, existe naturalmente. Nos hemos dado cuenta que todos podemos coexistir y estamos embarcados en lo mismo. Todos queremos que el turismo, la gastronomía y la hotelería se desarrollen profesionalemnte en el país como tres herramientas centrales para el crecimiento económico. Por mi parte no tengo recelo con ninguna otra institución, de hecho de varias tengo amigos con los que tengo una relación fluida. De hecho, en el cuerpo de docentes nuestros tenemos directivos de otras instituciones, tanto universidades como terciarios. Si mantuviéramos esos recelos no los tendríamos como docentes.

- ¿Es una paradoja que ese estado de colaboración y buena relación entre universidades y terciarios llegue ahora que la demanda por estudiar turismo parece haber disminuido un poco?
- Todo el mundo sabe y vive esa situación de baja de matrícula. El turismo y la hotelería no son un boom. Lo es gastronomía pero no sabemos hasta cuándo. Creo que se ha producido sencillamente una coincidencia, no creo que devenga de decir “bueno, ahora que estamos todos en la mala seamos amigos”. - Se escucha una crítica generalizada al ciclo de Educación Secundaria en cuestiones básicas como la lectura, las faltas de ortografía, la comprensión de textos y demás. ¿Se verifican estos déficits en el estudiantado? - En cuanto a las falencias no somos la excepción, nuestros alumnos las traen. La novedad es que no es una cuestión únicamente de Argentina, lamentablemente. Nosotros tenemos entre un 20% y un 30% de estudiantes extranjeros, y en estas carreras en particular de latinoamericanos. No estoy minimizando el problema diciendo que sucede en todo el mundo, pero creo que no es un problema privativo de los sistemas educativos sino que es más profundo y complejo.