El programa de Mario Pergolini cerró un ciclo con el fin del milenio. Su primera emisión duró cinco años y fue un éxito rotundo. Para muchos en una novedosa y cautivante forma de hacer periodismo, para otros el estilo de CQC está más cerca de ser un programa de entretenimiento que de noticias. Una encuesta entre los estudiantes de Periodismo de la Universidad de Palermo mostró que 56,7% afirma que CQC debe ser considerado como un modelo de periodismo. A la pregunta si "usted emplearía los métodos del programa para hacer periodismo", 38,3% de los alumnos respondió que sí; 28,8% argumentó que no porque no posee las cualidades necesarias para hacerlo; mientras que 21,3% no los consideró legítimos.

"Lo que hace CQC no tiene nada que ver con el periodismo", argumentó Atilio Bleta, periodista de Clarín y profesor de Periodismo Político en la UP. La también docente de la Universidad Graciela Uequín opinó que "Pergolini ya no es la voz under de la crítica al sistema: es el sistema criticándose para sobrevivir". En tanto, Pablo Mendelevich, ex periodista de Clarín, entre otros medios, y también docente de la UP, destacó que "CQC divierte y entretiene", aunque deslizó que "la gran pregunta es si CQC incidirá en el periodismo del futuro".

"Siempre nos han enseñado que la cercanía a las fuentes de información puede convertirse en promiscuidad", advierte Conchita De Gregorio, una española de 35 años, editora de la sección Política del prestigioso diario italiano La República. La periodista europea aclara que cuando empezó a trabajar "ya había bastantes mujeres en las redacciones" pero aclara que "las profesionales que ahora tienen 50 años cuentan que fueron pioneras". "Ahora somos muchas, aunque seguimos siendo pocas en las secciones importantes como Política".

Otra periodista, editora, Silvia Naishtat, que nació en Córdoba y se desempeña en Clarín, subraya que no ve limitaciones en su trabajo por ser mujer, pero destaca que son pocas las mujeres que se desempeñan como editoras. Ä veces hay diferencias entre hombres y mujeres en los criterios de tratamiento de una información. Quizás la mirada masculina indica ir a ver al ministro de Economía y preguntarle a cuánto subirá el déficit. En cambio, la mujer tiene una mirada más cotidiana, que tiene que ver con relacionarse con los precios y las tarifas, con describir un ambiente e interesarse más en la vida personal del personaje", comparó Naishtat.

La guerra estaba llegando a su fin. Sólo los japoneses resistían. Entonces, a las 8 horas, 15 minutos y 17 segundos del lunes 6 de agosto de 1945 se plasmó un hecho irreparable para la historia de la humanidad. "Atacan al Japón con bombas atómicas, el arma secreta más terrible de la historia", tituló el diario Crítica. En sus páginas interiores fue más descriptivo: "La bomba atómica se anuncia como uno de los progresos más extraordinarios (...) en la propia eficacia total del poder destructivo de esta nueva arma reside la mejor garantía de que no habrá más guerras". La neutralidad argentina en la Segunda Guerra Mundial se mantuvo casi hasta último momento. "Los graves acontecimientos de Europa reavivan el sentimiento de neutralidad", afirmaba La Razón en el inicio de las acciones bélicas. Pero, el 9 de diciembre de 1941, tras el ataque japonés a Pearl Harbor, el periódico cambiaba de postura: "Sepa escuchar nuestro gobierno la voz auténtica del sentimiento nacional (...) Ya no se trata de ir o no ir hacia la guerra. Hace dos días que armas japonesas están matando americanos en suelo americano: tenemos que cooperar con EE.UU."