Se vino el veranito nomás... Pero claro, también se vinieron los mosquitos. Y sino, pregúntenles a los chicos del Running Team. ¡Menos mal que el Chino Miqueri, el profe, tenía repelente! Fue así como los nueve corredores que integraron el grupo del jueves se sacaban el pote de las manos antes de saltar a la pista.
Una vez que se pusieron la barrera anti-mosquito, llegó el momento de correr. Sí, las dos Lauras, Fernanda, Carolina, Diego, Marcela, Martín, Iván y Pablo dieron la primera vuelta a la pista, que consta de 400 metros, para ir entrando en calor. “Vienen muy bien”, avisaba el entrenador, a la vez que daba algunos consejitos aprovechando que se viene el fin de semana…
Ya con todas las pecheras repartidas, el trabajo siguió su marcha. Con una de las Lauras a la cabeza de la fila, la meta era ir de un cono a otro con diferentes metodologías. Primero con los talones a la cola, después con paso lateral, con diversas velocidades. Claro, todo esto tenía un solo objetivo: que los chicos lleguen de la mejor manera a la pista.
Tras una buena elongación, el profe dio las directivas del trabajo: “Vamos a hacer 5 pasadas de 400 metros, un breve descanso, y por último 5 pasadas mas de 400”. Pero antes de que el grupo arrancara, el Chino avisó: “Acuérdense que la competencia es con uno mismo. Y vayan regulando el ritmo, con armonía”. Y el cierre, claro, desató las risas de todos: “Este es un trabajo de alta intensidad, así que es probable que al final me terminen insultando (risas)”.
Con Pablo a la cabeza, el grupo salió a la pista finalmente, mientras el profe, a un costado, iba tomando el tiempo de cada uno. Tras cada vuelta, había un breve espacio para la respiración, el descanso y después sí, de nuevo a la pista. La buena noticia es que todos los chicos fueron mejorando sus tiempos y, a la vez, mostrando entereza a pesar del desgaste que producía cada una de las vueltas.
Con la batería de 10 vueltas terminada, se trasladaron a una de las canchas de voley para realizar el trabajo final. Sí, abdominales, espinales… Esas prácticas que los chicos no disfrutan tanto. “No habrá un día en que no hagamos esto”, bromeó Laura Muñoz. A lo que Martín agregó entre risas: “De los 40 abdominales que pediste, yo hago algunos acá y otros te los hago durante la semana”.
Todo hacía presagiar que el final de la clase estaba cerca… Y fue allí cuando el Chino tomó la palabra y les dio un gran mimo a sus dirigidos: “Los quiero felicitar porque hoy le metieron una garra impresionante. En realidad eran 8 vueltas, pero les pedí 10 y las hicieron. La verdad, me voy con el pecho inflado”. Tras esas palabras y el aplauso general, la clase si llegó a su fin. Y todos, claro, ya están esperando la próxima. |