Centro de Investigación en Psicología

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Publicaciones Centro de Investigación en Psicología 2011 - 2016
¿Todos los psicólogos debemos investigar?

A partir de los años 90 una obsesión recorre los pasillos de cualquier facultad Argentina en el mbito de la Psicología: la realización de investigaciones empíricas.
Por el Dr. Alejandro Castro Solano.

La evaluación psicológica.

A partir de los años 90 una obsesión recorre los pasillos de cualquier facultad Argentina en el ámbito de la Psicología: la realización de investigaciones empíricas. Muchos colegas se acercan y me comentan: "Yo me dediqué varios años a la clínica, pero ahora tengo que investigar, me podés asesorar"; "A mi la metodología nunca me interesó ya que en el consultorio no la usé nunca, pero tengo que presentar un Proyecto a la Agencia Científica Nacional y me piden un plan de investigaciones, sabés como se hace?"; "A mi investigar en realidad no me interesa, pero necesito publicar para tener estabilidad laboral en la Universidad". Estos son todos malos ejemplos que como psicólogos no debemos imitar.

La actividad académica, que básicamente tiene como pilar la investigación además de la docencia, no debe resultar un hobby y una tarea menor al lado de la prestigiosa Psicología clínica. En otros centros internacionales el psicólogo que dicta clases en la universidad es un especialista en su campo. Esto quiere decir que lee continuamente los avances científicos de su especialidad, está acostumbrado a la lectura de journals internacionales y produce conocimiento que integra precisamente las páginas de esas prestigiosas revistas.

Docencia e investigación estn íntimamente relacionadas y es precisamente lo que diferencia una academia de cualquier oficio de una Universidad. Las dos enseñan saberes prácticos, pero en la segunda además se produce y esta producción sigue cánones internacionales. No pretendo desmerecer la actividad profesional privada, que me parece muy valiosa. Lo que realmente quiero enfatizar es que la formación de un docente investigador es una tarea de varios años, durante los cuales aquel que se inicia debe estar acostumbrado a soportar fuertes frustraciones. En primer lugar tiene que saber escribir bien, leer inglés, dominar temas de metodología, estadística, estar habituado a leer journals de su especialidad, presentar avances de su trabajo en jornadas, simposios y otros eventos científicos.

El joven investigador para incluirse en el campo académico debe dejar de lado algunas motivaciones personales e insertarse en un plan de investigaciones de un profesor con más experiencia. En nuestra práctica diaria muchos estudiantes de grado y de posgrado se acercan con temas de investigación que están más en relación con una problemática personal irresuelta que con una verdadera contribución al campo científico. En muchos casos más que asesoramiento metodológico, estos jóvenes (y no tan jóvenes) buscan resolver su proyecto de vida a través del desarrollo de una tesis o un proyecto de investigación.

Otros estudiantes y graduados, en cambio están dispuestos a hacer el esfuerzo y comprenden la importancia de esta labor, sin desmerecerla. Abrigo mis esperanzas en que esta nueva generación de psicólogos formados en planes de estudio actualizados e internacionales sean los continuadores del espacio que con tanto tesón intentamos desarrollar.

Estudio sobre el consumo de Psicofármacos

Una encuesta realizada por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Palermo y publicada por el diario Clarín, reveló que el 15,5 % de los porteños consume psicofármacos. A simple vista no parece un índice preocupante, pero una comparación con otras ciudades del mundo -sin ir más lejos, San Pablo (10%)- denotan que es alto y que, además, estaría en aumento.

Por el Dr. Eduardo Leiderman

"Sin dudas es un porcentaje elevado y tiene varias explicaciones. Es posible que los porteños, por la propia influencia sociocultural, recurran rápidamente a ellos ante un síntoma de trastorno mental o signo de angustia. A su vez, dada la aceptabilidad social que tiene ese consumo, no les da vergüenza reconocerlo, como fue nuestro caso al preguntárselo a 1.777 transeúntes de la Ciudad de Buenos Aires", comentó Eduardo Leiderman, psiquiatra que condujo el estudio.

La comparación con otros países es inevitable para saber en qué marco, según una proyección estimativa, una de cada seis personas en la ciudad consumen ese tipo de fármacos. Así se ve que en Canadá no supera el 7% y que en Francia llega al 9,1% o que los Estados Unidos sobrepasa apenas el 5%. Otros datos del estudio permiten observar más indicadores llamativos:

- El 84,3% de quienes los consumen, toma tranquilizantes.
- El 80% sólo toma un psicofrmaco, el 19%, 2 y el 1% tres o ms por día.
- El 78% dijo que recurría a ellos porque les resultaba indispensable para sentirse bien.
- Las mujeres los consumieron o consumen ms que los hombres: 32,4% contra un 25,7%.
- Aquellos que tienen formación universitaria o terciaria tienden a tomarlos ms.
- El 41,8% reconoció que los usa para poder dormir; el 33,6 para disminuir su ansiedad y el 17,5 para tratar su depresión. El resto por estos motivos: tratamiento de trastorno bipolar, trastorno de déficit de atención, trastorno obsesivo-compulsivo y asociados o "diversión", entre otros.
- Al 69,4% se los prescribió un médico. Al 30,6 restante, un profesional no médico, un farmacéutico, un familiar o un conocido. Se automedica.
- Los médicos que los recomendaron eran psiquiatras (50%), clínicos (36%), neurólogos (5,3%) y cardiólogos, 2,8%.
-El 59 por ciento dijo que no podía dejar de tomarlos.

Con este panorama, las explicaciones para entender el fenómeno apuntan en direcciones distintas.
"Cualquier persona que realice un análisis o una encuesta en un centro de atención ambulatoria en nuestro país podrá identificar personas que utilizan ansiolíticos en forma crónica y que van pidiendo una y otra vez las recetas y que los puede llegar a usar por más de 15 años para solucionar conflictos de la vida o para patear sus problemas para adelante", comenta Mabel Valsecia, profesora de Farmacología y quien preside actualmente el Grupo Argentino para el Uso Racional de Medicamentos (Gapurmed), una ONG que desde hace 15 años estudia el tema.

Claro que no siempre que uno esté tomando un psicofármaco estará haciendo un uso indebido o abuso. Los psicofármacos existen para tratar determinados trastornos, pero en todos los casos su prescripción debe estar a cargo de un médico. Lo perjudicial es tomarlos sin prescripción médica o pensar que pueden servir para otras cosas más que para un simple tratamiento. El abuso podría desencadenar, entre otros problemas, trastornos de atención y en la comprensión intelectual.

"Desde hace unos años existe una especie de reconceptualización de algunos trastornos afectivos y según esas nuevas indicaciones, la timidez -por ejemplo- pasó a convertirse en una fobia. Algunas personas tienen la idea equivocada de que con algún psicofármaco podrían vencer la timidez o solucionar su disconfort o descontento", agregó Valsecia.

"El abuso de psicofrmacos es un fenómeno mundial y está en aumento. Se relaciona con la incidencia de la depresión y la ansiedad, que también crecen", reflexionó Facundo Manes, director del Instituto de Neurociencia de la Fundación Favaloro y de INECO. Un colega suyo, Marcelo Cetkovich-Bakmas, jefe de Psiquiatría de INECO, comulga con ese pensamiento: "Es cierto que existe una tendencia al abuso de los psicofármacos, especialmente de los tranquilizantes o benzodiazepinas. También es real que los ritmos de la sociedad moderna exigen respuestas rápidas y eso puede generar un aumento en la prescripción", dijo.

Pero hay más explicaciones. "El hombre, para soportar la tensión, necesita echar mano de recursos de alivio que lo ayuden a dormir mejor, tolerar esfuerzos y frustraciones", sentenció Oscar Carrión, presidente del Fobia Club. Parece que de la necesidad al abuso hay un paso. Uno muy corto.

¿Qué es lo que nos hace sentir celosos?

Investigación realizada en conjunto entre la Universidad de Palermo (Argentina), la Universidad de Groningen (Holanda) y la Universidad de Valencia (España), fue liderada por el Dr. Castro Solano (Coordinador de Investigación de la UP), cuyos resultados tuvieron gran repercusión en los medios de comunicación masivos tanto en Argentina como en Sudamérica.
Por el Dr. Alejandro Castro Solano

Principales conceptos de la investigación

Clsicamente se consideró a los celos como emociones negativas en respuesta a la infidelidad de la persona amada, tanto en situaciones reales como imaginadas. Este tipo de celos son comúnmente llamados reactivos en los cuales una persona da una respuesta negativa frente a la infidelidad de su pareja. También existen los celos ansiosos en los cuales una persona imagina a su ser amado con un hombre u otra mujer y la mente del celoso comienza a generar una y otra vez imágenes reiteradas e irrefrenables de cómo su ser amado está con otra persona. En los dos casos comentados que son los que a diario vemos tanto en novelas, en la televisión o en el cine, se trata de celos que se manifiestan como emociones negativas cuando la infidelidad ya ocurrió. Este tipo de celos involucran el miedo, la sospecha, la desconfianza, la ansiedad y la rabia. Sin embargo, existen otro tipo de celos que podríamos llamar preventivos en los cuales una persona se pone celosa de forma anticipada frente a la aparición de una tercera persona que muestra algún signo de interés en su pareja. En este caso el mecanismo de los celos se activa frente a alguna característica particular que tenga la tercera persona involucrada, a la que bien podríamos llamar rival. No todas las personas se ponen celosas frente a los mismos rivales. En otras palabras, no cualquiera constituye una amenaza para la estabilidad de nuestra pareja. Pensemos por un momento en como tiene que ser el tercero/a que muestra interés en nuestra pareja para que nos pongamos celosos? ¿Tiene que ser atractivo/a, carismático/a, tener un buen auto, dinero, lindos hombros, lindas piernas, saber hablar bien, ser amable? ¿Importa realmente el físico o las características psicológicas? Cada uno sabrá que responder frente a estas preguntas...Seguramente si Ud. Es mujer responderá en alguna medida que lo que siente como más amenazante es una persona con atractivo físico y si es hombre seguramente responda que aquello que lo pone más celoso en realidad tiene más que ver con un hombre que tenga alto estatus social, poder, dinero o alguna característica similar...Los celos en estos casos actúan como una estrategia preventiva que utiliza la pareja para mantener la cohesión interna y evitar una posible infidelidad y en el peor de los casos el alejamiento de la persona amada. En este caso los celos ya no son solo emociones básicas sino una cuestión mucho más compleja. Se trata de un entramado de emociones, motivaciones y estrategias que utilizamos para poder conservar la estabilidad de nuestras relaciones románticas.

En el marco de este modelo teórico comentado que tiene sus raíces en la moderna Psicología evolucionista realizamos investigaciones en conjunto con la Universidad de Groningen (Holanda), la Universidad de Valencia (España) y la Universidad de Palermo (Argentina). La pregunta que guiaba estas investigaciones era si las características del rival que provocan celos son las mismas en los diferentes países. Contrariamente a la búsqueda de las diferencias en función de la cultura nos centramos en la búsqueda de los componentes humanos universales. Teníamos en mente que existen marcadas diferencias por género tanto para varones como para las mujeres. Bram Buunk y sus colaboradores en Holanda pudieron identificar cinco características básicas de los rivales que provocan celos: el atractivo físico, la dominancia social, la dominancia física, el estatus social y las conductas seductoras. En términos generales los varones holandeses se veían amenazados cuando el tercero en cuestión tenía más estatus social y mayor dominancia social y/o física. En cambio las mujeres holandesas experimentaron celos cuando fueron confrontadas con un rival que tenía un mayor atractivo físico y en segundo lugar conductas más seductoras. Nuestro equipo de investigación intentó confirmar estos mismos hallazgos en población latina dada que las características de los holandeses son bastante diferentes de los iberoamericanos. Tanto en Valencia como en Buenos Aires pudimos constatar que las características de los rivales que provocaban celos estaban en relación con dos características psicológicas (poder y dominancia social y características comunales) y con dos físicas (dominancia física y atractivo físico). Los hallazgos son relativamente similares a los holandeses pero con algunas diferencias. Encontramos que los varones argentinos y españoles se sienten amenazados cuando un rival tiene mayor poder y dominancia social y al mismo tiempo tiene características relacionadas con la afabilidad, el buen trato y el carisma. Estas características no aparecieron como amenazantes para los varones holandeses. Las mujeres argentinas y españolas en cambio se vieron amenazadas cuando fueron confrontadas con rivales físicamente atractivas y que al igual que los varones eran más afables, cariñosas y de mejor trato, características que no aparecieron en las holandesas. En síntesis, existen características universales que provocan celos tanto para varones como para las mujeres pero estas diferencias están filtradas por la cultura en la que las personas están insertas. Podríamos aquí hablar de culturas afectivamente más "frías" y otras más "calientes". Los latinos como representantes de estas ultimas privilegian el sentido del humor, la sensibilidad interpersonal, el poder escuchar y el ser más atento, características menos comunes en culturas de otras latitudes. ¿Porque aparecen siempre las mismas características en culturas y escenarios tan diversos? ¿Porque contrariamente a lo que se piensa los celos no son adquiridos y no tienen que ver con una adquisición cultural de forma estricta sino con mecanismos que fueron exitosos en las relaciones interpersonales de nuestros antepasados en el desarrollo de la evolución humana. Si hoy somos celosos, es porque en el pasado ancestral los celos ayudaron a mantener a las parejas unidas y al mismo tiempo es porque las personas de un modo u otro siempre fueron infieles.

La enfermedad bipolar es un reservorio natural de la genialidad

Liderada por el Dr. Gustavo Vzquez (Coordinador de Neurociencia de la UP) fue realizada en conjunto por la Universidad de Palermo y otras universidades argentinas.

Por el Dr. Gustavo Vázquez

Se realizó un estudio de temperamentos afectivos en Argentina, cuyo resultado luego se comparó con los obtenidos en ciudades como Memfis, Pisa, París y San Diego. En su versión autoaplicada (TEMPS-A), te aplicó un cuestionario de 110 items que ha sido traducido en 20 versiones de distintos idiomas. Este cuestionario ha sido diseñado para capturar no solo los ritmos emocionales, cognitivos, sino también los ritmos psicomotores y circadianos que pueden predisponer a los tratornos del estado de ánimo y pudieron representar el fenotipo más observable de la diátesis genética para la bipolaridad, rasgos estables a lo largo del tiempo.

La versión argentina, que fue publicada a fines del año 2005, fue aplicada a 1000 individuos sanos en tres ciudades de nuestro país: Buenos Aires, San Luis y La Plata. Los temperamentos irritable, depresivo y ansioso fueron, en ese orden, los más frecuentes en nuestra población.

Contamos ahora en nuestro medio con una nueva herramienta para poder detectar de manera temprana aquellos sujetos en riesgo de padecer enfermedades afectivas mayores.