Testimonios

Florencia Abinzano, Ingeniera Industrial UP, es investigadora en Eindhoven University of Technology

Florencia Abinzano, Ingeniera Industrial UP, es investigadora en Eindhoven University of Technology

Tras finalizar su carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad de Palermo, Florencia Abinzano decidió ampliar sus horizontes, mudarse a Holanda, y perseguir su sueño de ser doctora. Hoy, ya tiene un Master en Ingeniería Biomédica de la Delft University of Technology -donde se recibió con honores- y recibió su Doctorado en UMC Utrecht. La investigadora de la generación de implantes osteocondrales, nos cuenta su experiencia de estar a la vanguardia de los últimos avances en la impresión de tejidos: “Combinamos tecnologías, células progenitoras y sustancias bioactivas para lograr, en un futuro, fabricar cartílago articular”, relata la merecedora del reconocimiento Premio Logro Profesional 2020 otorgado por la Facultad de Ingeniería UP.

¿Por qué decidiste especializarte en Ingeniería Biomédica?

En realidad, siempre quise ser doctora. En su momento consideré estudiar medicina pero finalmente desistí. Entonces se me ocurrió anotarme en Ingeniería Industrial, que me parecía una carrera más amplia. Luego de recibirme, me quedaron siempre las ganas de volcarme hacia la medicina. Me pregunté qué era lo más cercano a lo que podía acceder sin tener que empezar de cero, y encontré la Ingeniería Biomédica. Mudarme a Holanda fue la oportunidad ideal para darle un giro a mi carrera y especializarme en la Universidad Tecnológica de Delft, una de las más importantes del mundo a nivel de Ingeniería. Fue todo un desafío estudiar en una universidad tan grande e importante, en inglés, con exigencias muy distintas; pero me encantó. Me recibí con honores y Cum laude. Sobre el final, al momento de elegir el tema de tesis, me contacté mediante un profesor con el Hospital Universitario de Utrecht. Todo mi trabajo de tesis del Máster lo realicé trabajando ahí.

¿Cómo fue el trabajo que realizaste en el Hospital Universitario de Utrecht?

En forma resumida, mediante nuestro trabajo tratamos de fabricar cartílago, sobre todo para rodillas, en el laboratorio. Combinando materiales, tecnologías, las células progenitoras y sustancias bioactivas, tratamos de optimizar todos los factores para lograr, ya sea regenerarlo a través de drogas dentro del cuerpo, o fabricarlo y madurarlo fuera del cuerpo para poder usarlo como implante. Nuestro grupo, que trabajó con la bioimpresión, también fabricó implantes a medida para pacientes, pero no biológicos, sino impresos en metales o plásticos. 

¿Cómo te resultó estar en un centro médico a la vanguardia de los descubrimientos en biofabricación?

Me encantó, realmente es muy distinto al ambiente de la universidad técnica. El trabajo de los ingenieros en Delft era muy individual, y yo soy una persona muy extrovertida y sociable, por lo que me encontré mucho más cómoda en el hospital. Tanto la ingeniería de tejidos como la biofabricación son trabajos inherentemente multidisciplinarios, donde es fundamental la colaboración de biólogos, ingenieros, químicos, físicos y médicos. Teníamos reuniones todas las semanas con los estudiantes de medicina del sector de cirugía ortopédica. Dialogamos también con los profesores de todas las áreas, y con los alumnos de Master que estaban en nuestro departamento. De ese modo obtuvimos visiones muy distintas, concentrándonos siempre en el paciente. Cuando trabajábamos con la bioingeniería, estábamos todo el tiempo pensando en la salud del destinatario: ¿Va a ser factible en una sala de operaciones? ¿Lo va a ayudar al médico? ¿Va a realmente mejorar la vida de la persona? Nuestro trabajo se enfocó completamente en el paciente.

“Cuando trabajamos con la bioingeniería, estamos todo el tiempo pensando en la salud del destinatario. Nuestro trabajo se enfocó completamente en el paciente”.

¿Qué gratificaciones tiene desempeñarte en el campo de la investigación?

Es apasionante poder estar en lo que es el famoso ‘estado del arte’, trabajando junto a quienes desarrollan los últimos avances. Mi profesor, Jos Malda, es una eminencia, uno de los creadores y primeros iniciadores en todo lo que es la biofabricación. Estuvo entre los diez primeros que imaginaron que había un mundo posible de combinar la impresión 3D con lo que es la biología. Trabajar para él directamente fue inspirador y fue una oportunidad única. Me sentí muy privilegiada de estar en un laboratorio que no sólo usaba, sino que desarrollaba las últimas tecnologías. Tenía compañeros que estaban abocados a fabricar lo último en lo que es tecnología de bioimpresión 3D. Un privilegio absoluto.
“Me siento una privilegiada de haber estado en un laboratorio que no sólo usaba, sino que desarrollaba las últimas tecnologías”.

¿Cómo se maneja la frustración ante los intentos fallidos o aplazamientos en la investigación?

Una de las primeras cosas y de las más importantes que aprenden los estudiantes de Máster es que la ciencia nunca sale como la planificaste. Siempre les digo a mis alumnos que estén preparados para cuando las cosas salgan mal. Es muy importante tener planes de contención, tratar de identificar los problemas más difíciles e importantes que pueden llegar a surgir, y cómo solucionarlos. Cuanto uno más preparado este, menos tiene uno que frustrarse cuando las cosas salen mal. Pero es parte de ser científico, estamos explorando precisamente territorios nuevos. Cuanto más nuevo, más chances de que las cosas no salgan como uno creía. Por más que uno no encuentre lo que estaba buscando, a veces lo que aparece es igual de interesante.

¿Qué avances se esperan en los próximos años en la impresión de tejidos humanos?

Creo que los grandes próximos desafíos están en la maduración de los tejidos y poder escalar el tamaño. Porque hasta ahora las cosas que logramos están todas hechas en miniaturas de tejido, pequeños implantes quizás de medio centímetro o hasta un centímetro. Pasar al tamaño de un corazón, que tiene diez o quince centímetros, además de todo lo que implica que los nutrientes lleguen a todas las células es un gran paso. Que ese conjunto de biomateriales y células se transforme en un órgano que funcione, lata, y reaccione como lo haría adentro del cuerpo es el desafío más importante.

¿Qué significa para vos recibir el premio Logro Profesional 2020 de la Facultad de Ingeniería?

Es un honor para mí que reconozcan mi carrera con este premio al Logro Profesional. Entiendo que el camino que elegí es muy distinto al que uno se imagina cuando estudia Ingeniería Industrial. Ojalá que la visibilización de nuestro trabajo de investigación a través de este premio y de la charla que organizamos con la UP pueda inspirar a más alumnos e ingenieros a animarse al mundo del desarrollo científico y la biofabricación. Espero que además aliente a otras mujeres egresadas a presentarse al premio.
“Es un honor para mí que reconozcan mi carrera con el premio al Logro Profesional. El camino que elegí es muy distinto al que uno se imagina cuando estudia Ingeniería Industrial”.

¿Qué destacás de tu paso por la Universidad de Palermo?


Lo que más me gustó de cursar la carrera en la UP es que me dio la oportunidad de trabajar y estudiar al mismo tiempo. Además del gran aspecto internacional, que me dio la posibilidad de viajar a Estados Unidos y de contactar con otras universidades del mundo. Es un valor muy importante que ofrece la UP. Cuando me recibí, como buena científica y argentina, entregué mi tesis ajustada, y no me dieron fecha a tiempo para rendirla antes de irme a Holanda. Entonces tuve la posibilidad de rendir online.
"La UP me dio la posibilidad de viajar a Estados Unidos y de contactar con otras universidades del mundo. Es un valor muy importante que ofrece".

¿Qué te gustaría lograr a futuro en tu desarrollo profesional?

Me encanta la investigación. Disfruto mucho de trabajar en medicina traslacional, que lleva la investigación más cerca del paciente. También me apasiona la educación y la divulgación científica. A futuro, si o si me gustaría un trabajo que combine lo que es la educación con la investigación pura de bioingeniería. Es muy probable que permanezca en el mismo laboratorio para realizar un posdoctorado, pero con un fuerte componente educativo y de divulgación.

¿Qué consejo les darías a los estudiantes?

Pienso que la mejor inversión para cualquier alumno que quiera crecer profesionalmente a nivel internacional es hablar inglés. Lo primero que les puedo recomendar es que estudien mucho el idioma porque te abre un mundo nuevo, que es distinto, con otras posibilidades. Aprovechen los recursos de la facultad, muchas veces no se interiorizan en todas las oportunidades que existen para hacer intercambios. Aún más hoy en día, que es todo virtual y resulta mucho más fácil ponerse en contacto con una universidad extranjera. Todas las instituciones se están adaptando y haciendo las distancias más cortas. Anímense a hacerlo. Cuando comencé quería ser doctora, y hoy gracias a eso técnicamente voy a serlo, simplemente no en medicina, sino como científica. Llegué mucho más lejos y mucho más cerca de lo que me hubiera imaginado. El mejor consejo es que exploren, que el mundo está lleno de oportunidades.

Más testimonios