Inscripción online Solicitud de información Reuniones informativas Consulta por equivalencias
Inscripción online Solicitud de información Reuniones informativas Consulta por equivalencias
Inscripción online Solicitud de información Reuniones informativas Consulta por equivalencias
Inscripción online Solicitud de información Reuniones informativas Consulta por equivalencias
Dos para ganar
9 de agosto

Dos para ganar

Se conocieron en la Universidad de Palermo y empezaron a trabajar juntos casi por casualidad. Enseguida se dieron cuenta de que compartían la forma de pensar el mundo fashion y empezaron a crear su propia marca, Lena Martorello, que se planta como una de las promesas del diseño local.

Dos para ganar

Los neutros dominan los percheros del showroom de Lena Martorello en Recoleta. "A veces incluimos acentos de color, pero es cierto que en general preferimos los medios tonos", dice Joan Martorello creador, junto a Martinica Lena -su pareja en el trabajo y en la vida-, de una marca que se distingue por sus diseños atemporales, sus tipologías envolventes y sus terminaciones puntillosas.

La dupla parece complementarse en todo. Martinica tiene siempre una sonrisa y Joan se mantiene más serio. Sin embargo, ambos coinciden en que él es el de espíritu más volador y ella la de temperamento más ordenado. Ella es la primera en tomar la palabra y mide las oraciones que él interrumpe y termina, como si hubieran ensayado las respuestas.

"Estudiamos en la Universidad de Palermo, nos conocimos ahí y empezamos con este proyecto común hace poco más de dos años", dice Lena. Martorello agrega: "Yo ya había participado un par de veces en La Ciudad de Moda y ella colaboraba en el desarrollo de las colecciones, especialmente con los tejidos. Nos dimos cuenta de que estaba bueno hacer cosas en común porque nos complementábamos muy bien para desarrollar ideas y compartíamos el modo de concebir el diseño, coincidíamos en lo que queremos lograr con nuestros productos".

-¿Cuál es esa meta que los llevó a crear Lena Martorello?
-Queremos brindar un producto de calidad, que sea cómodo y que esté en sintonía con una forma de vida más relajada. Creo que se refleja principalmente en la silueta: se trata de ropa fácil de usar. También hay un trabajo fuerte con el textil, ya que nos importa mucho que sean tejidos nobles que nos permitan armar piezas originales, que no se encuentren en otros lados. Aparte, más allá de las prendas la gente consume un estilo de vida: al vestirte comunicás lo que pensás.

-¿Cómo es el estilo de de la firma?
-Apreciamos lo bien hecho, lo que se resuelve de modo original y tiene un proceso de diseño. Es la antítesis de la moda rápida a la que no le importan los detalles o la confección. Apuntamos a un público que aprecia lo minucioso, se fija en los detalles y, al mismo tiempo, sabe disfrutar de las cosas buenas de la vida.

-¿Qué tanto importan las materias primas?
-Mucho. De hecho, las etiquetas en las prendas dicen qué es cada tejido. Cuando empezamos, nos preocupaba mucho la calidad del textil. En general, partimos de una idea y tenemos en mente lo que queremos que sea la marca, entonces encaramos la colección sabiendo qué tejidos nos gustaría utilizar para cada prenda. Acá no siempre es fácil encontrar materiales de buena calidad. El ojo, la mano y el capricho -a veces- se van a telas importadas. Estamos en constante búsqueda y sabemos qué hay y qué no, pero además evaluamos costos y calidad. Nos importa mucho que los materiales sean fieles al modelo tal como lo diseñamos. Considerando que es algo en lo que ponemos tanto trabajo, creemos que es importante comunicar de qué está hecha cada prenda.

-La calidad parece ser algo que no se negocia... ¿Qué otras cosas los identifican?
-Nuestra marca tiene una cuota de riesgo en lo que es el producto. Tiene una carga conceptual, con detalles diferenciadores y no siempre es simple en cuanto a las morfologías. A veces las prendas son innovadoras desde lo formal. Cuidamos mucho la estética de la marca, eso es algo a lo que no vamos a renunciar, no nos interesa hacer algo de consumo masivo.

-¿Qué los inspira para crear?
-No nos casamos con una corriente. Preferimos los materiales nobles y tenemos una silueta particular que mantenemos. Nos gusta mirar a la gente, observamos qué pasa cuando las personas se cruzan e interactúan entre sí. Siempre tratamos de imaginar situaciones inexistentes.

-¿Cómo se manifiesta esto en las prendas?
-Nuestros diseños conjugan lo oriental y lo occidental. Las tipologías remiten más a lo primero: son piezas amplias, cómodas que facilitan el movimiento y se diferencian, por ejemplo, del tradicional saco occidental que tiene la cualidad de mantenerte estructurado. Muchas veces fusionamos ambas tendencias. Tenemos una impronta muy global.

-¿Creen que esto los ayudó a proyectarse en el extranjero?
-Sí. Este año estuvimos presentes en la Semana de la Moda Londres y fue algo muy bueno. El curador del espacio fue quien sugirió que la marca podía gustar al público inglés y la experiencia fue genial. Esas son buenas oportunidades para hacer contactos y mostrarse. Es un hito estar presente en un mercado que tiene unos estándares muy altos de calidad y exigencia.

-Entonces, ¿están vendiendo en el extranjero?
-No. Este año nos concentramos más en el local de Recoleta, que abrimos hace unos meses. Pero tenemos el proyecto de que Lena Martorello llegue a nuevos mercados en el mediano o largo plazo.

-Son pareja desde antes de lanzar la marca, ¿cuál es la fórmula para trabajar juntos?
-La clave es que los roles estén bien divididos. Aparte es fundamental que cada uno respete los aportes y el espacio del otro. Hay puntos en los que nos mezclamos, por ejemplo, cuando creamos y en esa área es donde mejor fluye todo. Por suerte no tenemos muchos problemas, aunque hay temas más densos como los negocios que tienden a ser más rispidos.

Martinica y Joan reconocen el valor de la universidad como espacio de aprendizaje. Además, ambos fueron docentes y saben que es un lugar de intercambio importante. "La facultad te abre la cabeza. Tanto cuando cursás como cuando das clases. Es la oportunidad de conocer gente que está en la misma que vos, otros más jóvenes que llegan con ideas nuevas y también relacionarte con quienes ya transitaron etapas que vos estás atravesando", dicen casi al unísono antes de hablar de la colección de verano que abundará en tonos neutros y tipologías envolventes.

-FLORENCIA RODRÍGUEZ PETERSEN