Pitu Cabanillas, Senior Product Manager en Bol.com, creó una app para luchar contra el COVID-19

  Pitu Cabanillas, Senior Product Manager en Bol.com, creó una app para luchar contra el COVID-19

Raúl “Pitu” Cabanillas llegó en el 2005 desde Córdoba para estudiar la carrera de Diseño Gráfico en la Universidad de Palermo. Luego realizó un Máster en Marketing y Comunicación en España y hoy vive en Nijmegen (Nimega, Países Bajos) desde donde ejerce la profesión. En momentos en los que el mundo se enfrentaba al coronavirus, el graduado UP generó un proyecto solidario para ofrecer su aporte con las armas del diseño: “Quiero usar mis habilidades para ayudar a nuestra comunidad”, dijo haciendo alusión a Quarentime.org, una app que realizaba un seguimiento en tiempo real de la salud de nuestros familiares y amigos. Además de llevar adelante ese novedoso emprendimiento en tiempos convulsionados, dejó su posición como Senior Designer en IBM, donde trabajó más de un año, para comenzar a desempeñarse en Bol.com (el “Mercado Libre” holandés). Allí ejerce como Senior Product Mananger  conectando soluciones digitales con la experiencia de los consumidores. Según cuenta, desde su propia vivencia: “Hoy por hoy los diseños ya no son suyos, sino de los usuarios”.

¿En qué consistió el trabajo de diseño que realizaste en las empresas donde estuviste?

Me fuí de IBM, pero no cambió mucho mi posición: soy Senior Product Manager básicamente soy el puente y conector entre el área de desarrollo (o los programadores), el área de negocio (un cliente que tiene una necesidad puntual, desde el punto de vista digital) y el usuario. Juego esas tres puntas para diseñar productos siempre con foco en el usuario. El objetivo es que las decisiones que se tomen a nivel negocio y tecnológico tengan un impacto positivo en el consumidor. En primer lugar, me siento con un business analyst que trae un problema. En base a eso, con un equipo de diseñadores tratamos de encontrar una solución viable desde el punto de vista tecnológico. Entonces hacemos una especie de testing con los usuarios para validar que las decisiones que tomamos sean correctas. Ahí pasamos a una fase de desarrollo o producción que queda en manos de los programadores, y luego ellos devuelven la solución ya dinámica, en condiciones de ser publicada en una app store.

¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?

Empecé Diseño gráfico en la UP, cuando terminé hice un año extra de Imagen Corporativa y luego hice un Máster en Valencia y Barcelona en Marketing y Comunicación. En ese momento se empezaba a extender el área del diseño, abriéndose al mundo digital. Parece que estuviera hablando de hace 50 años, pero fue hace menos de 10 años. Fue el boom de las apps. En ese tiempo, el que trabajaba el diseño era un desarrollador o programador con habilidades de diseño, eso fue haciéndose más profesional y se empezó a crear todo un mercado atrás del diseño digital: las páginas web, armar el flujo de procesos, de pantallas, entender al usuario. Antes el diseñador gráfico hacía lo mismo pero offline. Es un área muy interesante porque permite medir todo. Antes uno no sabía si funcionaba lo que diseñaba. Hoy por hoy, yo digo que los diseños ya no son más míos, en realidad son del usuario. Mi trabajo es para él, entonces perdí ese sentido del ‘ownership’, ajusto el diseño según lo que funciona. Eso es lo que me llamó la atención: el poder del dato y cómo llevarlo al diseño es algo súper apasionante. Luego del Máster hice una aplicación, conseguí financiación en distintas ciudades y fuí siguiendo esa onda. Uno de los inversores era holandés y así fue como convencí a mi equipo y me vine a vivir acá (Nimega, Países Bajos). Tiempo después me sumé a IBM, donde estuve un año y ahora empecé mi nuevo trabajo en lo que sería el Mercado Libre holandés: Bol.com, el número uno del e-commerce en Holanda.

"Hoy por hoy, yo digo que los diseños no son míos, en realidad son del usuario. Mi trabajo es para él, entonces ajusto el diseño según lo que funciona".
¿Qué herramientas aportó la Universidad de Palermo a tu formación?

Vengo de un pueblito que se llama Río Ceballos, que debe tener 40 mil habitantes, y fue un gran salto venir a Buenos Aires a los 20 años a estudiar en la UP, donde desarrollé un montón de habilidades. Siempre digo que fue mi segunda casa y tengo recuerdos muy lindos. Venía de otra universidad y cuando entré a la UP entendí realmente lo que es el feedback. En mi carrera, la mayoría de las clases eran con presentación y te van formando en lo que es la vida real. Esta bueno porque hoy en día es muy difícil dar y procesar el feedback, sobre todo en el diseño gráfico y la UP me formó para eso. Más allá de que estuvo muy a la vanguardia con los temas y los profesores estaban muy actualizados, siempre tuve un recuerdo muy lindo de mi universidad y digo con orgullo que me gradué de ahí.
"Las clases de la UP te van formando en lo que es la vida real, en dar y procesar feedback. Tengo un recuerdo muy lindo de la universidad".
¿Qué aprendiste trabajando en el exterior y qué extrañás de la Argentina?

Como argentinos nacemos en un entorno caótico. El no saber que va a pasar mañana genera incertidumbre, pero cuando venís a países del primer mundo donde las cosas funcionan muy bien, el hecho de tener estas habilidades de supervivencia, de saber organizarse con pocos recursos y obtener resultados, me hizo llegar a dónde estoy. El desorden también ayuda. La cultura argentina, caótica como es, te lleva a desarrollar esas habilidades. Si bien me fui en el 2013, hace ya mucho tiempo, extraño ese poder creativo que tenemos en situaciones de incertidumbre. También extraño lo cultural: el hecho de no planificar un asado o un partido de fútbol es muy lindo, espontáneo y natural. Acá es distinto, tenés que organizar bien los encuentros con amigos, hacer calendarios para eventos como una cena.

¿Cómo surge la idea de desarrollar Quarentime, la app que se propone luchar contra el COVID-19?

Siempre me gustó tener una influencia social. Cuando estaba en Argentina creé algo parecido para ayudar a las ONG’s que no tenían recursos de diseño y de comunicación. Estuve trabajando en una fundación con profesionales excelentes ad honorem, era puro corazón, pero no tenían a nadie que los mostrara. Entonces armé un equipo y le hicimos la web, panfletos, creé como una mini agencia de corazón para esas ONG’s que necesitaban comunicación. Me gusta eso, poder ayudar desde mi profesión. Ahora que estoy en el mundo digital, veía a los cantantes y artistas que hacían lives por Instagram y me preguntaba ¿Qué podemos hacer nosotros? Yo soy diseñador, pero también había un montón de programadores y otros profesionales dispuestos a ayudar desde casa. Entonces decidí hacer la aplicación. Hice un par de pantallas de cómo me la imaginaba, de la visualización, y empecé a moverlas a través de las redes, para buscar gente que se quiera sumarse al proyecto y hacerlo global, porque después de todo, esto es una pandemia, así que el problema existe en cada rincón del planeta. Así se empezó a mover la bola y creció fuera de control. En diez días el proyecto sin fines de lucro ya contaba con el apoyo de más de 70 profesionales de distintos países del mundo, programadores de todos los colores, entre ellos un grupo de rosarinos, quienes trabajan el front end, mientras que desde Nueva Zelanda se encargan del back end y en Holanda de las validaciones médicas y el diseño. En la primera semana tuvimos como dos mil visitas a la página.

¿Cuál es el objetivo de Quarentime?

Quarentime tiene un foco principal, que es el contact tracing. Me inspiré en Corea del Sur, quienes redujeron la curva de contagio con esa estrategia y además hicieron pruebas de manera aleatoria por barrio. El contact tracing, es la acción que se da cuando uno se contagia y en el hospital le consultan sus movimientos en los últimos 15 días, con quiénes estuvo en contacto. Quizás la persona no se acuerda, entonces se suma ese problema a un hospital saturado, donde las enfermeras no tienen tiempo de conversar una hora para que recuerdes, se vuelve muy desprolijo y es estresante. Eso resultó de nuestra investigación. Pero puede ser algo dinámico, fácil, rápido de entender. En la aplicación podés agregar a tu círculo cercano, familiares, amigos, parejas y colegas con quienes te relacionás habitualmente y que son parte de tu contact trace. Al comenzar a usarla, la aplicación te pide que completes un formulario y en base a las respuestas te ubica en un grupo: saludable, caso sospechoso, positivo, etc. Si alguno de tus contactos empieza a desarrollar síntomas, la aplicación avisa a su círculo mediante una alerta, promoviendo siempre el quedarse en casa y la distancia social. De ese modo, permite saber en real time si alguien de tu círculo da positivo, alertar si somos sospechosos, y estar alertas. Usándola podemos estar informados de cómo nos sentimos yo y mi grupo, haciéndole la vida más fácil al hospital y a quienes se relacionan con nosotros.

¿Cómo fue el proceso para crearla?

Resolví visualmente una primera versión de la aplicación, luego se desarrolló e hicimos la primer demo interna entre todos los chicos que se sumaron a Quarentime. El siguiente paso fue realizar los más de 500 testers, que tratamos de dividir en distintas edades, sexos, culturas, para ver si desde la usabilidad todos la entendían. Con el equipo trabajamos todo en modalidad online. Lo dividí en 5 grupos: medical advisors y researchers (que brindan sus conocimientos de salud y comprueban que la información de la app sea adecuada); programadores divididos en back end y front end; diseñadores; product managers, que son las cabezas en cada país para promover la aplicación (hay uno en Holanda, Macedonia, Suiza, Argentina…). Ellos tratan de buscar financiamiento, conseguir instituciones que sean sponsors. Y por último se encuentra el grupo de comunicación, para darle difusión. Ese es el poder de internet, al final está todo en tu bolsillo, es cuestión de ponerle entusiasmo y de intentar. Esta bueno poder ayudar, porque las herramientas están ahí. También se sumaron empresas a la causa desde el lado corporativo con recursos: una de ellas nos dio el hosting gratuito de la web, también nos facilitaron una herramienta para conectar con los desarrolladores y los diseñadores. Soy una persona a la que le gusta intentar y aunque no lleguemos adonde queremos llegar la intención siempre es estar ahí. Cada vez somos más, por eso, se viene una segunda fase de desarrollo donde se sumarán nuevos soldados. Me gustaría tener el apoyo de instituciones, tenemos una estructura sin fines de lucro en Quarentime.org, donde pueden anexarse mediante cartas respaldando el desarrollo del proyecto.
"Me gusta ayudar desde mi profesión, porque las herramientas están ahí. Ese es el poder de internet, está todo en tu bolsillo, es cuestión de ponerle entusiasmo e intentar".
¿Qué consejo te gustaría compartir con los estudiantes de Diseño Gráfico?

A los chicos les digo que hay que estar atento a las oportunidades, hoy por hoy el diseñador tiene que saber de código y el programador de diseño. Hay una gran movida del “no code”, donde existen muchas plataformas pensadas para hacer una actividad sin ser especialista en eso. El diseñador tiene que estar alerta de lo que se viene, pensar cómo aplicar el diseño a esas nuevas herramientas. Hay que moverse, tener el portfolio actualizado, estar atento, porque los tiempos se van moviendo muy rápido.