Adrián González, estudia Diseño de Indumentaria UP y lanzó su proyecto de ropa prêt à porter

  Adrián González, estudia Diseño de Indumentaria UP y lanzó su proyecto de ropa prêt à porter

Adrián descubrió su pasión a una edad muy temprana, cuando acompañaba a su mamá en las visitas al sastre, entre telas, alfileres y tijeras, que hoy colecciona. Luego de ganar experiencia trabajando para distintas marcas y diseñadores, vio en la pandemia una oportunidad para lanzar su propio proyecto de ropa prêt à porter. “Mucha gente empezó a comprar a la industria nacional, a descubrir diseñadores argentinos. Creo que puede ser una gran oportunidad”, expresa Adrián sobre su emprendimiento, el cual llegó a las páginas de la revista Para Ti. Con una visión integral, el futuro egresado de Diseño de Indumentaria UP relata que encuentra inspiración en las pequeñas cosas de la vida cotidiana, además de investigar sobre arquitectura, vanguardias, arte y cultura. “Para un diseñador es importantísimo investigar, aprender a coser y conocer los pequeños detalles de la confección, porque eso te va a diferenciar. Hay que ir escalando de a poco y aprendiendo en el camino”.

¿Cómo es el trabajo que realizás en el taller?

Comencé hace poquito, apunto a realizar prendas de confección a medida, pero también tengo una colección hecha, con ropa ya confeccionada. Me gusta mucho todo lo relacionado con la sastrería, mi marca es más que nada prêt à porter. Se orienta a un público que usa prendas de sastre, como saco o pantalón de vestir. Al momento de confeccionar una prenda trabajo mucho sobre el maniquí, que es muy distinto a trabajar plano, en papel. Por el momento somos tres personas que trabajamos en conjunto. Tengo una modista que me ayuda con la confección, y una compañera que colabora con el armado de moldes.

¿Qué te impulsó a emprender tu propio camino y poner tu marca?

Yo había trabajado previamente con varios diseñadores, hasta el año pasado con la marca Evangelina Bomparola. Sin embargo, con la pandemia se frenaron muchas actividades. Al estar en mi casa encerrado me definí a lanzar mi propio proyecto. Desde hace tiempo muchos conocidos y amigos me animaban a emprender con mi marca, realizar mis propios diseños; y vi en este contexto una oportunidad para dedicarle mi tiempo y empezar a pensar una colección para el verano.

¿Qué te motivó a elegir la profesión?

Mi interés por la moda y la indumentaria comenzó por mi mamá, quien se hacía mucha ropa a medida, desde sacos y pantalones hasta abrigos, tapados. Iba a la modista o al sastre y yo la acompañaba. Desde chico me quedaba en el taller mirando, y me llamaba mucho la atención ver cómo trabajaban, le tomaban las medidas, o el momento de la prueba. Esos recuerdos marcaron mi camino profesional.

¿Cómo fueron tus primeros pasos en el mercado de la moda?

Siempre tuve en claro que quería dedicarme al Diseño. Me vine a Buenos Aires desde Tucumán, y casi por casualidad conseguí trabajo con un diseñador que hacía vestidos de novia, donde aprendí muchas cosas. Después de un tiempo comencé a estudiar. Esos primeros años me abrieron mucho la cabeza, y me enseñaron la base para lo que hoy hago: el moulage (se trata de hacer la prenda directamente sobre el maniquí, en vez de comenzar la confección sobre el papel). Mi aprendizaje se centraba en la técnica, más que en la creatividad, hasta que llegué a la Universidad de Palermo.

¿Qué aporta la UP a tu formación como diseñador?

La herramienta más importante que me brindó la UP fue la creatividad. Recuerdo que en primer año, la profesora Laura Valoppi nos había pedido hacer un prototipo plegable. Teníamos que utilizar un pedazo de tela y empezar a jugar sobre el cuerpo, sin hacerle cortes. Para mí era algo rarísimo, no se podía hacer, porque venía con otra cabeza; pero finalmente terminé creando una cosa muy linda y gané un premio. La facultad me enseñó eso: cómo trabajar la creatividad. Otra cosa importante que aprendí en la UP fue cómo venderme como diseñador: comercializar una marca, calcular los costos, lo que justamente tengo que empezar a aplicar ahora. Gracias a la Universidad de Palermo, pude complementar mis conocimientos previos de técnica, con creatividad y un plan de negocios.

¿Qué consejos les darías a estudiantes o jóvenes diseñadores?

Siempre digo, en base a mi experiencia, que es importantísimo investigar, aprender a coser, saber las pequeñas cosas. Cuando uno comienza a trabajar en una marca o tiene su propio proyecto, empieza por esas pequeñas cosas, haciendo de todo un poco, confeccionando prenda por prenda. Más adelante se empieza a delegar, para lo que tenés que saber hacer los pedidos, dar instrucciones para lograr el resultado que esperás. A veces uno piensa que va a comenzar diseñando toda una colección. Yo creo que no es así, sino que tenés que ir escalando de a poco y aprendiendo en el camino. Tener idea de confección te va a diferenciar como diseñador, el producto va a ser distinto. También lo que hay detrás de la colección: la investigación, saber mirar. Hay que estar atento a todo lo que está pasando, las tendencias, ese es mi consejo.

¿Cómo te parece que podrían cambiar la moda las próximas generaciones?

Hay un cambio que ya se está viendo respecto a la sustentabilidad, muchas marcas lo están implementando.Creo que los diseñadores de a poco vamos a ir orientándonos a lo sustentable, y también a tener una buena confección, con materiales de calidad.Vamos a volver a las raíces del diseño, no sé si a la confección a medida, pero sí hacia algo más pensado, de calidad y duradero en el tiempo.

¿Qué metas tenés para los próximos años?

Obviamente, quiero que la colección que voy a lanzar para el verano sea un éxito. Más a largo plazo me gustaría tener mi propio local, ya que por el momento tengo mi taller en mi departamento. Ahora aspiro a seguir estudiando y aprendiendo y terminar la facultad. El año pasado estuve haciendo sastrería, y quisiera seguir nutriéndome de ese tipo de conocimientos para después poder aplicarlos a mi marca.

Crédito fotográfico: Pompi Gutnisky.