Vanesa Krongold: la diseñadora argentina que defiende el kitsch

13/07/19

Vanesa Krongold: la diseñadora argentina que defiende el kitsch

Lejos del glamour del pop y del camp, la creativa Krongold reivindica al kitsch en la era de lo digital desde sus comienzos.

Vanesa Krongold: la diseñadora argentina que defiende el kitsch

En 1966, Juan Stoppani, artista plástico argentino, presentó una instalación con tres pianos adornados bajo el título Camp. Pop. Kitsch., en un intento por representar a la cultura de masas en sus variantes estéticas. El mundo de la moda, cansado del camp de la Met Gala y del pop de los 2000, naturalmente debería preguntarse ahora: ¿qué es el kitsch? Evidentemente, un piano que se asemeja a un textil floreado, o a una bolsa de confetti, o incluso a un papagayo despeinado nos da un indicio. Si se tuviera que pensar en una diseñadora argentina que lo encarne en su versión más evolucionada, como unos flamencos rosados de jardín digitales, solo se puede pensar en Vanesa Krongold.

Vanesa nació en Buenos Aires en 1988 y estudió Diseño Textil y de Indumentaria y Producción de Modas en la Universidad de Palermo donde también ejerce como docente. Comenzó su marca en 2012 y sus colecciones recorrieron el mundo y visitaron ciudades como Berlín, Nueva York, Milán y Seúl.

El kitsch nació como una definición de la "vulgar" imitación que hacían de las costumbres de la aristocracia las nuevas clases adineradas y los inmigrantes. Buenos Aires, ciudad de inmigrantes, es kitsch. No es extraño, entonces, que de ella nazca una diseñadora como Vanesa, a quien probablemente encuentren en comiendo en uno de los emblemas kitsch porteños: el Barrio Chino.

Vanesa se inspira en la calle, en las personas, en lo olvidado, tiene una preferencia por lo accidental. Como un scrolleo en Instagram, son los encuentros fortuitos los que despiertan su imaginación. Su diseños, arraigados en este sentimentalismo, vulgaridad y artificialidad de la cultura popular, son el kitsch 2.0: una representación de la sobrecarga de información del mundo digital, la cultura de masas más grande de la historia, desde la inocencia y la posibilidad.

Más allá del concepto, la ropa siempre será ropa y la moda siempre será una industria con mucha novedad. Su diseño de vanguardia, su anti-kitsch, está en la construcción de sus telas y sus prendas. Sus primeros diseños inundados por textiles impresos dieron lugar a su más reciente incorporación: el "wholegarment", una técnica japonesa que permite tejer prendas completas a partir de diseños digitales en 3D.

El kitsch nos atrae y nos repele pero jamás nos rechaza. El kitsch es tan invitante y democrático como una antigua revista de consultorio médico. Por eso, de la misma manera en que se distancia de la moda que vemos siempre en la calle, las creaciones de Vanesa son para todos: no diseña para la gente "cool". En definitiva, la moda y el kitsch son el arte del cotidiano, y son, hoy más que nunca, un espacio para expresarnos, para divertirnos y para integrar.


* Nota publicada el 13/07/2019 en Infobae.com, por Paula Guardia Bourdin.
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